navegando la timidez

Hay un velo dormido en tus ojos de niebla
y un calor agobiante en mis manos inquietas
Un manantial de luz se asoma y nos contempla
Las horas cumplen mudas con secular latido

El huerto de tu boca madura ante la espera
el valor se me agolpa corriendo por el pecho
buscando la garganta para hacerse te quiero
sólo brota el silencio con sus muros de hierro

tu mano trae noticias tras el débil momento
se posa suavemente con sus dedos despiertos
una palabra surge, mas se la lleva el viento

Todo queda callado mientras me siento muerto
tus cabellos se posan sobre mis hombros quietos
nada ha pasado, nada, mientras me das un beso.

 

Un soneto marinero don Melquiades.
Siempre son interesantes esas barcas calladas que dejan ver la ternura y a veces el abismo.

Siempre clásicos se despiden sus amigos de la Corpo.

Hno Renato Vega

 

Bellos alejandrinos, Melquiades. Felicidades.
Un abrazo desde mi bahía.

 

Gracias amigo de la Corpo es un placer, apenas volviendo de vacaciones despues de 15 días de ausencia. Un placer encontrarte por aquí.

 

Gracias amigo Pedro. Es un placer leer tu comentario, Suerte con la publicación.