Miradas al vacío

La lluvia engendra inútiles tubérculos,
deja caer sobre el prostíbulo su alma inseminada,
llena de pórticos
que van deshabitando extrañas figuritas
en lo irrisorio de la vacuidad,
y van afeitándose en el camino, como acuosas madreselvas
que el verano liberó y dejó caer sobre el asfalto.
Conversaciones infantiles con la nada, viéndome al espejo
irreconocible, ahogado por una ausencia
superior a cualquier emboscada, distancia existencia
que en su momento pudo padecer el alma.

Medio aislado, en la noche, a las horas, íntimo y desconocido,
moviéndome de un lado para otro, sin avanzar,
como el que hacía varios meses posaba detenido
y nunca se me ocurrió cambiar,
tal vez ignorante del mundo, de los ojos capuchinos
o de la sombra que me obsequiaba estiércol,
gritando una y otra vez su repugnante obscenidad.

Pero tú me acompañabas, «¿sabes?»
aunque a veces no querías pronunciarte, pero estabas
y sigues estando, conjuntamente,
al lado mío, sin separarte de mí, de esa esencia
que pertenece a nuestra razonabilidad.

En ese hueco auxiliador donde hallamos los dominios
y vamos construyéndonos, y vamos acercándonos
a una intimidad más nuestra, más de nosotros.

Tú no puedes evadirlo, no puedes evadir lo que eres,
porque no eres tú, somos nosotros:
los que nos acercamos minuciosamente,
guiados por un guiño, por un soplo irrompible
y ojos de murciélagos usurpado las llagas.

Somos tú y yo, semiconscientes, nadando hacia la oscuridad
que imponen las preñadas zanjas,
una bajo a otra, besando las cisternas y las hojas
que abren paso a la exquisitez.

Tú no puedes negarlo,
no puedes olvidarte de aquello que no hicimos,
lo que olvidamos enfrascado en lo inhóspito,
drenando sollozos, leños, riñas gélidas y acogedoras.

Y mi madre, ¿te acuerdas?, ella siempre creía tener la razón
me decía, y frecuentaba regar mi habitación con agua bendita,
de un borde a otro, siempre deteniéndose en mi cama.

«Por qué lo haces, Madre» le preguntaba.
Entonces sonreía
y roseaba un poco en mi cabeza,
como dando una respuesta, una señal confusa,
aunque en ese entonces yo no lograba comprender
la magnitud de sus palabras, es más,
ni siquiera lograba entender el sentido de las mías.

No fue fácil, lo admito. Pero reconócelo, tu padre
tampoco no fue santo de nuestra devoción.
Aún recuerdo el fusil que solía colgar en la pared, celosamente,
señalándomelo con advertido cuidado:
«Míralo bien, observa su larga empuñadura» -Pronunciaba,
intimidando mi lagrimal con su voz de relámpago,
como si activara numerosas bombas en un recinto.

Sí. Es cierto, no ha sido fácil.
Por eso ahora experimentamos los rocíos,
nuestras camas de azufre, inundadas de aserrín
y polillas besando las sábanas. Camarotes
que se van derrumbando por el continuo desaseo de la córnea.

Y nosotros, como sumidos por la nada,
medio estrechos al espacio, nos vamos acercando
meticulosamente hacia el vacío.

Jeison Villalba ©
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Muchísimas gracias por tomarse el tiempo de leerme, estimada Carmen. Ya pensaba en que este poema iba a quedar en el olvido. Creo que por lo general los poemas largos son despreciados por muchos. Le agradezco su comentario.

Otro beso!
Jeison.

 

Líneas que si bien quieren tener a raya al dolor lo hacen patente... con un estoicismo ejemplar.

No se dará gusto a todo el mundo, ni con nuestra vida ni con nuestras acciones.

Buenas líneas Jeison. Gracias mil por compartirlas.

Un abrazo desde México.

 

Muchas gracias Sr. César, por acercarse hasta mi poesía. Y tiene mucha razón en lo que dice, "no se dará gusto a todo el mundo". Gracias por hacérmelo saber. Este es un poema para leer en la noche, con calma. Me ha gustado su interpretación, GRACIAS!!

Saludos,
Jeison.

 

Es realmente bellísimo. Poeta te felicito. Me has emocionado profundamente.

 

Profundo, con entramados complejos pero sencilla comprension... A veces, lo breve no ha de ser mejor por ser breve... condensa, pero no profundiza, no da lugar a embellecer las ideas, ni a sumir en sentimientos... Mi mas sincera enhorabuena ^_^

P.D. (Sin animo de ofensa alguna, ruego pases a ver mi poema... puedo pecar de ilusa e insistente, pero desearia conocer la opinion de poetas que me merecen respeto) 1 saludo

 

Me agrada que haya sido de tu gusto, compañera. Celebro la emoción!
Gracias,

Jeison.

 

Muchas gracias por acercarte, compañera. Por tomarte el tiempo de leerme y comentarme. Te lo agradezco mucho.
Un saludo,
Jeison.

 

Mi querido Jeison. Lástima que quienes escribimos nunca podamos ver llorar a quienes nos leen. Sería el mejor premio saber que se ha logrado impactar tanto en la sensibilidad del lector para llegar a ello. Tu poema me ha traspasado el alma, en especial me he quebrado cuando hablas de tu madre. Un abrazo con afecto paisano.Me siento orgullosa de leerte y saber que eres colombiano.

 

Estimada Clara, agradezco infinitamente tu comentario, tu presencia. No sabes cuánto me ha emocionado (Además de sonrojado) Eres un persona muy cariñosa, respetuosa, amable, cortez, talentosa, digna de mis sinceros respetos. Y no digo esto por 'responder' de alguna forma a tu comentario. Lo digo porque así lo siento. Me alegra que te haya llegado mi poema, me anima a seguir trabajando de la mano de muchos otros como tú que ejemplifican la verdadera poesía.

Un abrazo!
Jeison.

 

bello poema, te felicito, el sentimiento reluce en cada verso

espero leer mas de ti y como no, un gusto haberte leido

 

Maravilloso poema, Jeison!
Un gran talento en la proyección de una voz interna, regada de múltiples matices.
Habilidad creadora para unir mundos y submundos de la pena, que dejan asombrado al lector.
Y sólo 17 abriles...! Increíble madurez.
Un gran placer es el leerte.
Abrazos, estrellas y reputación!!

 

Gracias!! El gusto es mío al tenerte por mis letras. He pasado algo enfermo esta semana, pero pronto estaré leyéndoles nuevamente. Un Abrazo!

Jeison.

 

Graciasss!! Por todo lo que mencionas. Sos muy amable. Celebro el que te haya gustado... Pronto estaré de visita por vuestras letras Beso!

Jeison.