Rastros

Era el amor, la interminable fiesta,
la adolescencia fresca en tu cintura.
Mi nombre en el candor de tu ternura,
tu nombre en los caminos de mi siesta.​

Era el amor, la indescifrable cuesta,
la que se sube, sin calcular la altura.
La ignorancia total de la amargura,
en la edad que todo suma y nada resta.​

Era el amor, en su versión modesta,
en su expresión genuina, la más pura.
Después, no sé. Tu adiós, tu voz tan dura,
me traspasó como si fuera...una ballesta.​

Marino Fabianesi​

 

La llegada del amor siempre es hermosa e inesperada pero cuando se va nos deja el alma en desconsuelo y sin explicación. Bella inspiración, un abrazo y estrellas hasta Argentina!

 

Los amores adolescentes y sus cuitas; de pronto el cielo, de pronto el infierno; en el medio la vida que crece, que enseña que nada es para siempre, pero que se puede vivir de igual manera en ambos extremos.
Bella poesía mi querido amigo, sus sonidos, su ritmo son tan puros como ese amor frustrado. Placer es regresar a tu poesía, a tu maestría de poeta.

Un gran abrazo mi querido amigo Marino, seguimos en el camino a pesar de los baches.

Daniel.

 

Buenas pinceladas Mario.

Gracias por comaprtirlas.

Un abrazo.

 

Hola ah, que bonito, el amor, el amor, tan misterioso y bello a la vez, y sobre todo necesario. Saludos
¡SONRIE!

 

Gracias Marielena, siempre que me dejas un comentario me llenas de alegrìa. Un abrazo y mantenmè informado de lo que suceda con el libro.

 

Muchas gracias hermano mayor...es una gran felicidad, saberte siempre cerca. Un abrazo...Marino.