¿ Para qué tanta ambición ?

En plena juventud, bravos lebreles
trajeron los trofeos a mi nido
y en esta senectud tan sólo pido
el lento caminar de mis corceles.

Primero los inciensos y laureles
y después las cenizas y el olvido,
la fama todos hemos perseguido
hallando, tras morir, rojos claveles.

Nos vamos arañando las paredes,
con las manos vacías y desnudas
siempre a medio terminar lo empezado.

Partimos... Sinecuras y mercedes
dejamos bien atadas con mil nudos
que corte, con su espada, otro osado.​

 

Bonito soneto con limpia y laboriosa rima. Un placer saludarte desde tus letras.

 

Muy buen soneto en su cierto contenido, aunque encuentro alguna irregularidad en sus acentos internos, estimado Felibre;
un saludo cordial,
edelabarra

 

Gracias a ambos por sus palabras.

 

tienes razón, no nos llevamos nada de este mundo, pero la naturaleza del ser humano es así, un salu2

 

Gracias X.

 

Ángel los dos cuartetos una maravilla... Estrellas.

 

Gracias Pedro. La noche es más clara ahora.

 

Buenas pinceladas Ángel.

Gracias mil por compartirlas.

 

Hola Angel un placer recorrer mis ojos en tus letras, realmente la ambición no se lleva conmigo. Saludos
¡SONRIE!

 

El placer es mío al saber que os ha gustado.