Nubes de Rubí volando por las Estaciones

Como nubes en el cielo, arreboladas y revueltas por el viento,
emergen tu rostro y tu silueta
recordandome viejos y aterciopelados cuentos de niñez,

cuentos de estrellas fugaces, centelleantes,
de miles de colores brillantes.

Estrellas fugaces fulguran en el cielo, para iluminarme
con viejas imágenes de encuentros entre tú y yo.

Caminé eternidades de pasos,
vislumbre senderos por doquier y…
¿dónde estabas tú?, ¿dónde estaba yo?

Mi corazón estuvo sujeto a otros corazones,
amé infinidades de ríos,
nadé por mares turbulentos,
tuve sed cuando cruce por el desierto, pero déjame decirte:

¿dónde estabas tú?
¿qué fue de tus manos sujetando mis manos?
¿qué fue de mi boca deseando el almíbar de tu beso?
¿qué fue de tu mirada?...

¿Qué habrá sido de esos ojos oscuros, con bellas pestañas?
ojos que miraban con la intensa luz del alma,
la transparencia del deseo reluciendo en esa mirada.

Y yo, adolecía, adolecía de todo, de todo, de amor.
Y llegaste tú.
Pero yo adolecía, adolecía de todo, aún adolezco…

¡¿Cuándo he de dejar aquello?!

Gratitud…
es recibir las pompas de jabón de aquellos juegos,
la ilusión al mirar su bella simpleza.

Vuelan las pompas de jabón en primavera,
vuelan por el cielo, rodean mi cuerpo,
se estrellan con mi cara.
revientan en mi rostro, en mis ojos, en mis labios.
Los recuerdos se entremezclan con el presente.

De pronto… despierto a la realidad del ahora,
a la nostalgia del ahora,
deseo seguir el juego, de modo que insisto y me sumerjo en el ayer,
y me fundo en el beso, en la caricia,
y de pronto, de pronto retorno a la nada.

Y de la nada emites pistas,
señales de humo que llegan a mí espíritu,
frescas como la brisa del mar en verano,
con un hermoso destello de sol dorado.

Y yo conozco esas señales,
logro decodificarlas
y mi corazón se acelera,
palpita otra vez con el naciente color verde que emiten.

Te veo al otro lado del puente,
bajo mi rostro.
Con amargura observo que mi senda va en la otra dirección.

Mis ojos reflejan la ternura, el amor compasivo,
haz logrado desviar mi mirada,
pero la adolescencia se ha ido y se fue contigo.

Y se fue a cuesta de cientos de caminos recorridos.
Ahora me aferro a esta huella polvorienta.
Sin embargo, mis ojos reflejan la ternura del ayer.

Gratitud infinita,
Gratitud a tus nubes de rubí en este atardecer de otoño,
a la belleza que rescato de ti, al bien,
a tu intención de acercar nuestra presencia.

Gratitud en el ahora a las estrellas que iluminan mis pasos.
Mientras tanto huelo el perfume de tu aroma,
vislumbro tus ojos despidiendo rayos anaranjados desde el otro lado del puente,

y el puente…
El puente está a la vuelta del camino,
aún así, sigo mis pasos,

cierro mis ojos, busco el silencio,
me introduzco en mis sueños
y percibo el adorado color plateado del dolor que me inunda
en una noche cualquiera…

…escarchada… de este gris invierno

​

 

tristes versos
que se palpan
abrazos
Denn

 

Agnes
Esta poesía ha llegado a mi alma...se me hizo un hueco en el pecho...
en ella encuentro a ese ser que siempre será especial, que fue tan importante
en la edad de la primavera y surgen tantas preguntas...El corazón ha amado
tantas veces y tantas veces se ha decepcionado más ese recuerdo hermoso
permanece ahí con esa certeza de que los caminos que transitamos son diferentes
y que ese recuerdo viene solo para acompañar el gris invierno...
Los versos que he destacado de verde creo que son excepcionales.
Felicitaciones, estrellas y cariños
Ana

 

Maravillosas letras, conmovedoras de gran expresión poética.

 

Agnes:
Mi querida amiga, me que quedado sin mucho que decir, admirada y emocionada de leer estas líneas, sutiles, quebrantas el alma en una mezcla de pasión, de viveza, de nostalgia, ese grato sabor de la gratitud para volver nuevamente a dejarse caer por esa espiral. Esos colores con que has pintado las emociones, la natura fluyendo entre lo más recóndito del ser, es hermoso. Te felicito y te admiro. Recibe estrellas, abrazos cálidos y sonrisas iluminadas. Gracias por compartir.