A deshoras de la tarde

A deshoras de la tarde

La poza recurrente está por medio del estaño,
cuando sopla está tu cuerpo tendido al espacio,
hay que ver cómo se aprecian las flores y las hormigas,
varadas sobre el peso del universo por cuales gimen.

Pero no gimen porque les pesa el brillo,
su llanto besa el rocío en los jardines, aplastan las hormigas,
tulipán de florestas, aún cuando aprietan los días de insomnio,
viven detenidas las frutas del seno que lactan tu canto.

Es aquella la melodía que adormece el verde infinito,
el llano que postula nuestra aurora tibia como espuma,
vuelven tenaces los días desvelados a mi sueño,
me dan de tomar tus entrañas, ¡Qué dulce es el azul!

Pero existe el fuego, allá dentro en las cornisas,
un rey que enfadado nos mira y dispara su misil,
yo que a deshoras de la tarde acaricio tu partida,
frente a tu morada, dorada estación de mis pensamientos.

Nicolás Bera
28/9/2010

 

precioso poema con una soltura estraordinaria para tu edad, te animo a que continues escribiendo sin apartarte de tus pensamientos, la personalidad es lo que diferencia a los poetas, sigue escribiendo para tí, nosotros los lectores solo debemos asimilar las sensaciones que nos trasmites. Te mando unas estrellas para mi merecidísimas, mi enhorabuena.
¿Que dulce es el azul!

 

Efusividad reflejada en las cunetas de mi alma, donde el núcleo de las metáforas se esparce y baña las imágenes refulgentemente indomables de mi animosidad y apego a los pensamientos.

Los meandros de mis cantos cerebrales piden ser apreciados, de no ser así, gimotean y golpean la osadía de mi quietud.

Un abrazo,
Nicolás Bera.

 

Gracias, TERRIN, desplayadas sensaciones de alegría fundas en mí al expresar tu gusto a mi poesía.

Gracias por el consejo,
Un abrazo,
Nicolás Bera.