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Cerdos, perros y ovejas

Tema en 'Poemas Góticos, ciencias ocultas y Misteriosos' comenzado por café en chernobyl, 28 de Enero de 2011. Respuestas: 2 | Visitas: 924

  1. café en chernobyl

    café en chernobyl Poeta recién llegado

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    1 de Julio de 2010
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    Cerdos, perros y ovejas

    Antes de que mi madre perro
    haya parido higos sobre una fontana,
    un dolor de muelas tocó la
    puerta del carruaje, donde entre los
    aparejos se encontraba un viejo
    libro de alquimia y unas campanas.
    Íbamos a crear un homínido
    para luego entregarle un fusil
    y haga vigilancia ante el tráfico del caucho.
    Pero ese padecer de tener un
    espinazo franqueando el cerebro y
    una tela en la cabeza,
    no la hizo pensar, causándole un derrame.
    Ella boba, con los ojos de satélite
    babea las teclas de su máquina.

    Antaño, era hermoso, como un sol joven
    bañado por un mar verde,
    fumaba de la trementina dulce que
    rezumaban los arces y cogía
    con los chamanes de vasta sabiduría.
    Ellos me enseñaron sobre los lobos de saco
    y las zorras de chalinas de terciopelo.

    Un día, coloqué un almohadón
    sobre la frente dura de mi protectora,
    brillaba fuerte la luna,
    como si estuviese bañada de semen.
    La mirada de la difunta
    era como un colchón hecho de tablones
    blancos, lisos como la lejía.
    Le besé la boca y le toqué los labios.

    Compré un telescopio
    y por primera vez observé el Universo
    y vi que tan insignificante es la
    vida humana si es que no existiera el derecho.

    Al meterme a la tina con mi tía
    pues ella me jabonaba la espalda,
    creció pequeños arbustos
    en mi pubis enfermo.
    Ella lo peinó con la lengua y sentí vergüenza.

    En mi palacio me laceaba el pelo
    con el jugo de caracoles y venenos de boas,
    decían que era un revitalizante al
    único retazo animal que tenemos.
    Las consortes se mordían la boca hecha
    manzana, sus muslos sudaban
    mezclas de perfumes.
    Mi mente era un canto de sirenas y quería
    asesinarlas a todas.

    Como toda gran fortuna siempre
    trae sus tan distintos pormenores.
    Una lista de óvulos fecundados en un laboratorio
    esperaban que comparta el pan que tenía
    sobre la mesa.
    No, me dije. Todo lo que sube tiene
    que bajar probó Newton, pero todo lo que
    fue resplandeciente se oxida, digo yo.
    Pagué un fiscal.
    Un almuerzo y la mitad de mis honorarios y listo.
    Compré armas a un comandante
    que traficaba para la FARC, digo el verbo
    en pretérito, pues lo encontraron sin
    testículos colgando boca abajo sobre un puente.

    ¿Para qué compartir?
    ¿Para qué cerrar los ojos ante Lady Godiva?
    Mi mujer, una dentista
    que era fea si se secaba los lentes negros
    me trataba con ternura, como si
    fuera un gato inválido. Al principio se negó a medicarme
    el pinchazo, luego accedió.

    Es mi camino, darle vuelta a la tuerca del destino
    que la mayoría da por el sentido contrario
    es tan fatigante.

    Perdí varias almas, en hostales atados a la cama
    con cera en las tetillas y la billetera
    vacía, u otras veces, vomitando bilis en la losa
    y temblando sin poder gritar
    en plena sobredosis.

    Sí, mi mujer sabía que era un felino tísico.
    Ya no la necesito, flores sobre
    cemento nunca ha combinado de lo mejor.
    Murió de cáncer, como casi todo el mundo lo hace
    y tal vez yo lo haga yo.

    Tengo 24 años y las piernas no se
    me pierden solo por qué están pegadas.
    Hace largo tiempo hice un peregrinaje, vi la miseria
    de las chabolas y comí de su almuerzo.
    Era lluvia y mohín de la factoría.
    Los bebes de estos seres humanos con su
    taparrabos buscando un switch,
    como si intuyeran que es la vida y la acabarían
    sin remordimiento.
    Las paredes eran de cementos con
    una gruesa pasta que nunca concluía en un hasta aquí
    nomás. Querían alzar un babel,
    tañer con las uñas las cuerdas del cielo.
    Nunca usaban cuchillos, solo cucharás y tazón.
    Me parece mucho más amigable,
    ¿acaso el utensilio más atractivo de todos
    no se inauguró con un degollamiento?
    En sus visajes podría encontrar todo, menos
    lo que tiene un hombre de ciudad,
    ese automatismo de tuerca y rueda que nunca ríe,
    ni de su gordura por las sándwich de torrejas,
    o de sus rasgos faciales de mono.

    En menos de un lustro
    compuse una opereta creyendo que haría
    dinero para derrocharlo en coca,
    pero solo logré alejarme cada vez más de la gente.
    Me tildaron de loco, hasta de ebrio
    sin saber que odio el licor.
    Como en bragas de tilo y sayos de toldo
    andaba estrechando las manos
    a los de muñeca del vidrio, se me negó la aprobación.
    Pensé en hacer estallar una bomba
    pero me pareció limitado para mis capacidades.
    Podría ser un dictador, pero me
    da pavor encasillarme eternamente en la moda
    de los peor vestido.
    Aparte tendría que pagarme un caqui
    y esnifar pólvora por el ano.

    Conocí a mi padre hace poco, es un apolítico político,
    pertenece y no pertenece a un partido.
    Uno de los que más daño le ha hecho al Perú.
    Pero ya a estas alturas quien no le ha hecho daño al país.
    Si fuera posible se sacaría un compás
    y una parte para ti, otra para mí y así educadamente
    pero como siempre hay uno que se la
    quiere comer solita, un pillo astuto que salta del soto
    y toma el tirso, el trono y el dragón, como Fujimori.

    Se me caen las tetas
    como si me las hubiera chupado una aspiradora,
    el jadeo continuo resopla en los folios
    de mi escritorio. Estoy muerto, solo falta que me asista
    la enfermedad corpórea.
    Tengo una lepra que se pega con miradas,
    me contagió un triste vendedor de electrodomésticos
    cuando feliz fui a comprar una refrigeradora.

    Madre, si estuvieras aquí.
    Solo para burlarme de tu joroba, me harías
    otra vez feliz.

    Podría afirmar lo dicho por un párroco, al confesarme,
    cuando me dijo que era un monstruo
    al proponer el por qué no lanzamos a los niños que
    no tendrán futuro al río.
    Pero si desnudáramos a todos, con una luz implacable
    y divina como los milenarios reyes del mundo
    predijeron que Dios lo haría.
    Mi opinión sería sumamente conservadora.

    Dejemos descansar al holgazán de barba larga,
    que se ahogué en su morbo.
    Ruanda, Palestina, el Sahara Occidental,
    gustas ver eso.
    Ver familias destruyéndose por qué un fanático pega
    dinamita en un aeropuerto internacional.
    Observar que el azote y las rejas
    han hecho borrar la historia de los de raza negra.
    Yo no podría hacer eso.
    Yo solo bebo agua del río que encuentro.
     
    #1
  2. susi underground

    susi underground Poeta que considera el portal su segunda casa

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    NO ME LO PUEDO CREER... Redentor de las tonterías que otros escribimos, descendiente de la emancipación, lira envuelta en queroseno. Parece que estoy leyendo a mis clásicos, aquellos que aún darán que hablar...
     
    #2
  3. café en chernobyl

    café en chernobyl Poeta recién llegado

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    Si cuando lo escribí estaba realmente jodido, justo cayó el tema de Dogs de Pink Floyd y se prende todo, arde
    cuando Gilmour dice solo un hombre triste y totalmente solo morirá de cáncer, que profundo.

    Saludos susiunderground.

     
    #3

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