El vampiro

Vagabundeando,
agazapado en las sombras,
oscuras aliadas,
mercenarias al servicio de la noche
me arropan con su frío manto de anonimato.

La noche,
perfecta mascara para el asesinato,
coartada interminable.
Hace siglos que no veo amaneceres,
duermo de día,
vivo de noche,
buscando cuellos donde hundir mis sedientos colmillos incombustibles.

Hace siglos que pienso que esta eternidad me aburre,
que los cuellos que abordo
insípidos como sopa de albergue
calman mi sed sin apagarla.

Lo último que recuerdo es que me mordiste en el pecho
y ahora ya por más que busco no encuentro
bocado con el que matar el hambre.

Creo que un día de estos saldré a ver mi último amanecer
con una placentera sonrisa en mis labios ensangrentados.

 

uy amigo que historia...es tal como la esperaba, digana de ti, , ,

es un gusto eneorme leerte, saludos

 

Un ultimo amanecer tiene que ser algo de disfrutarse
con la boca destilando sangre tal vez sea mas especial,
como duelen las heridas en el pecho,
como se siente el vacío de navegar entre noches desiertas.


Lindo poema y lleno de sangre melancolica

Saludos

 

Muchas gracias Francisco por tus comentarios.

Me alegro de verte por aqui.

Un abrazo.

 

Una grata historia, con un final de amanecer feliz, un gsuto enorme haberte pasado por aqui.

ANTONIO

 

Gracias Antonio, el gusto es mio de tenerte por mis letras, me alegra que te haya gustado mi poema.

Saludos.

 

Eso te pasa por probarlo, que es lo primero. Luego uno repite y ya no lo puede dejar. Es el veneno de la poesía. Nos vampiriza ¿En qué estabas pensando? Un abrazo. Luis