El sigilo de tu beso

Calciné la memoria de tu boca,
al pasar encontré el día fugitivo
y la noche que a su lado espera.

Desaté el cordón umbilical del
deseo, y como asalto sopló
otro beso inesperado.

Al nublarse la noche,
la lluvia mojó más adentro
que afuera. Por el indeseable
momento en mi cuarto

fruncí el ceño para así
correr al suelo que,
tan arrugado, me miró
con sus manos de deseo.

Salté a él con un pretexto
en el cuerpo, maltraté su
herida de concreto,
y como si todo hubiese empezado:

Volvió a mí otro beso.

Aquél que hace inclinar las miradas,
apuñado sueldo de cicatrices,
como última brisa hecha de todos
los vientos, serenos, de la luna.

El beso que se acuña en mi sombra,
hoy se viste desnudo de amarguras,
porque para su boca busca otra figura,
y no alguien a quien besar.

 

Me sono bastante sensual me a encantado.. Amigo

 

Gracias, Mirla. Un placer me es encantarte.

Un abrazo,
Nicolás Bera.

 

Genial algo, entre fascinante y entre ensueños.

 

Gracias, aludida amiga Anayss. Grato me es conocer cómo se sienta mi poesía en tu mesa.

Un abrazo a distancia,
Nicolás.