Ícaro parte III

Abrí mi armario largamente olvidado,
entre polvos encontré mis alas de ilusión,
forjadas de vieja cera y antañas plumas;
no creí alguna vez volver a usarlas.

No pedí blandirlas para nuevos propósitos,
me negué a surcar otra vez los grises cielos
en busca de otro sol de verdes céfiros.

Retuve lágrimas y aleje quejosos pensamientos,
hice fuerza para encontrar recompensa en nubes ajenas,
volví la espalda a un mal aprendido pasado,
cerré ideas de hastió y me lance ciegamente a volar.

Pocos meses duro la cera sustentando sueños,
por fin sentí el rose de una estrella,
fue con su luz que me aprecié completo, es a su
imagen que me concibo eterno,
es, a su sombra que me vuelvo solo intentos.

Ícaro se presenta nuevamente a mis puertas;
viejo amigo en desazones, gustoso comparto
mi vino y letras, añorante convido nombres
y fechas, nuevamente somos uno en dos.

 

Muy buen poema la esencia del amor
dos en uno, largamente inevitable el
amor y tierna pasión que te va hilando
hasta surcos ¡Infinitos!.Gracias por tu
compartir este poema,un abrazo desde
Toledo (España) para tí compañero.

 

Muchas gracias, un fuerte abrazo desde Guadalajara (México).

 

casualmente ayer me tomaba unas copas de vino rosado, nada para embrigarse, creo que para las penas, pero fue estimulante, había olvidado que era sufrir salud

 

MARIAN GONZALES si, el vino suele acompañar penas estimada.

 

Un gusto volver a leerte amigo...
Te abrazo con todo mi cariño...