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Alboradas con su danza

Tema en 'Poemas Generales' comenzado por Orfelunio, 19 de Agosto de 2011. Respuestas: 2 | Visitas: 458

  1. Orfelunio

    Orfelunio Poeta veterano en el portal

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    Alboradas con su danza



    Espera, no te marches,
    es posible que aún nos brille
    alguna estrella.

    Ten presente aquellos días,
    cuando alarde fue pedirte
    que mi vida fuera mía.

    No me quites la esperanza
    que me queda,
    que la vida, será con olvidarte,
    lo mismito que la tuya…
    Alboradas con su danza
    sin poder de equivocarse.

    El nuevo cielo nos reclama
    en la segunda parte del clamor;
    sólo un sol es el que inflama,
    y estrellas van cubriendo el corazón.

    Quizá este sol tan alejado,
    sea la estela, la ilusión,
    de estandartes enarbolados
    que idilios tengan tras el telón.

    Dejemos que el filósofo
    nos cuente filosofías,
    que el saber del maestro
    nos enseñe maestrías,
    que el duende del poeta
    consiga hacernos poesías,
    y que haya un poema reunido,
    que describa el halo recibido,
    y sincretice, ésta, mi vida.

    Murió el origen de mis días,
    y voy tras él por su bondad y su valía;
    allá en la nada me reuniré,
    con quien fue padre, y lo es,
    en el eterno devenir de las dulías,
    que guardaré en el corazón,
    hasta que llegue muerte con su hoz
    y me lleve hasta el rincón,
    donde el llanto ya no existe
    y suenan himnos de alegría.

    Padre, que fuiste el mejor
    padre del mundo.
    Padre, que te marchaste
    sin decirte tantas cosas.

    Padre, que otra cosa
    hubieras querido para mí.
    Padre, que me quisiste como soy…
    Padre, estás conmigo,
    y hacia ti, padre, llegando voy.

    Por prometedora que fuera
    la conjetura de andar,
    la teoría de la quinta luxación
    se quedaba huera.

    ¡Oh Próxima Centauri!,
    lo que creí era de mármol
    resulto ser sólo madera;
    añicos se hizo la estatua,
    no quedó ni el polvo de la piedra.

    El ser inerte espera
    que su suerte sea la vida;
    lo sabremos al morir,
    cuando el ángel que es la estrella,
    dé la vuelta a la partida,
    y nos vuelva a reunir
    lo que fuera una quimera;
    pues querer no es más sufrir
    que el deseo despedida,
    del adiós del porvenir
    que por siempre se nos queda.

    A ti, que dicen maravillas.
    De mí no hablan ni las hierbas.
    Me fui por esas, tus cosillas,
    envenenada presencia de tus hiedras.

    Un tiempo del reloj que nada espera,
    momentos de la hora en que quisiera
    el intervalo del cuántico suceso.
    El olvido, que sólo insiste,
    en el segundo del tac que se resiste
    queda en tic al que está preso.

    Hace un buen tiempo
    la veía a diario.
    Apretó la nariz con los dedos
    para no estornudar.
    Evitó mi mirada…
    Nada había de especial.

    Se detuvo antes de doblar la esquina.
    Nada tenían que decirse
    en aquella calle del farol.

    ¡Límpiate antes de comer!

    -frunció el entrecejo-
    ¡Nunca cambiarás!

    El lugar nada tenía que ver
    con el de los sueños.
    Los lugares reales son más tristes,
    y también más alegres
    si manda corazón,
    donde el sueño irrealizable
    se hace posible país de la ilusión.

    Si queréis bailar un buen Sirtaki,
    puntas danzar,
    que si bien está la Pataky,
    en mejores caderas
    Shakira ha de andar.

    En los sesenta
    poder en la derecha,
    la España era azul,
    donde la izquierda
    escondida se acuesta,
    y siempre despierta
    en el tú cumurú.

    Las hermanitas de la caridad,
    las más grandes putas que existen,
    dan faena sin pensar,
    quién merece o no el alpiste.
    Por qué será, será…
    Será porque la cuenta,
    sumando engrosará
    las arcas de su hacienda,
    pues poco pagará
    si es por cuento,
    y más por renta.

    Cantando al trabajar
    un bajón tuve en la diestra,
    y comprendí, que la ilusión,
    si no se deja te alimenta.

    Empresarios, mandamases,
    no simuléis el ser corsarios,
    que un pirata de los ases,
    os pide el pan del honorario
    que se gana sin disfraces;
    y si el pan sólo es rosario,
    por la cruz de vuestra clase,
    al eucarístico sagrario
    ofrezco el don que va en mis frases.


    Y pienso un poco,
    y pienso tanto,
    que tanto pienso
    y tanto coco…

    El frío es manto
    de abrigo lienzo;
    me sueno un moco
    de helado aliento,
    y es todo el canto
    en el polo zoco.

    Cartón del corte
    sin sangre en plástico,
    sangrado de impás intento,
    cansado por el abdomen
    me inclino entre el disloco;
    rodilla de ángulo recto
    soporta el chep de lumbo esfuerzo.
    ¡Aún me queda la oficina!

    Me visto vulgar insecto,
    y entre alcohol, sin ser cantina,
    lo que canta es el sudor,
    del hombre buzo en la piscina.

    Miré la montaña
    por última vez,
    y me fui hacia el árbol
    del ahorcado.

    Después del suicidio,
    ahí seguía la montaña,
    mirando al suicida;
    o quizá, era él que la miraba,
    con la mirada fija,
    y el alma quieta,
    en el tejido de la madera,
    ramal del pulso
    que al mal aprieta;
    que moja el agua,
    que no conlleva.

    Sentado en la escalera
    me resigno cruzando las manos.
    ¡Qué soplo es la vida!,
    dolor en sus sendas;
    caminos y cruces,
    el sol los calienta.

    Aún hay gente buena,
    aún hay almas veras;
    por decirle ¡qué bonico!
    al imbécil de la fiera,
    recibí un calla el pico
    que yo hago lo que quiera.

    Ya lo dijo el escritor,
    que violencia es de incompetente;
    yo de box sólo soy espectador,
    que con fuerza no tengo suficiente,
    pues nunca fuerza limpió el honor
    porque de honores soy con tente.

    Agua sobre agua,
    viento sobre viento;
    fuego que no acaba,
    brasas del infierno.

    Monte sobre monte,
    río sobre río;
    líneas de horizonte,
    altos son los nidos.

    Cielos taciturnos,
    suelos desgastados;
    sombras en nocturnos,
    seres despistados.

    Dianas que se aciertan,
    dioses del honor;
    décadas alertan
    siglos del horror.

    Bien del mal
    seducción del que sucumbe;
    mal que bien es un igual
    por las leyes que se cumplen.

    Ser que aguarda a la vida,
    neutro devenir;
    inexperto en la malicia
    no lo es en la bondad
    neutral de la guarida.

    Desde el pálpito terrestre
    se nos muestra algún planeta…
    ¡Tierra, tierra, tierra!,
    gritó el navegante:
    ¡Tierra en otra estrella!

    Tierra sobre tierra,
    agua sobre ella;
    líquidos y espacios,
    cúmulos de masa,
    velos del incordio;
    sangres globulares
    despierten al insomnio.

    Me encontré una carta rosa.
    ¡Qué de putas allí había!
    Del mazo, la mariposa,
    de los palos, la reina ojosa
    que amores lía.

    Y conseguí unos guantes buenos
    para el frío y para el hielo;
    dos guantes amarillos,
    dos guantes tiernos;
    dos guantes de cepillo,
    que eran dos guantes de cuero.

    El mundo está hecho de sueños,
    y la realidad es consecuencia de ellos.
    La gravedad es el centro
    que en los espacios retuerzas.

    Lo nimio por dentro,
    lo enorme por fuera;
    lo mismo presiento
    de voluntades y fuerzas.

    Hubo un tiempo
    en que los dioses
    dominaban la tierra.
    Fueron siglos
    de vientos discordes,
    donde Olimpo arrasaba las eras.

    Los sacerdotes alzaban la piedra,
    y en los acordes de una isla cualquiera,
    hubo un islote de célibe elenco
    que se vestía de gala y de seda.

    Todos los fieles rezaban decoro,
    nada sabían de sol;
    lo dulce sólo eran mieles,
    lo agrio causaba el ignoro,
    y la muerte que induce algún dios,
    reunía rosas y claveles,
    en aquel pueblo de Hit
    que la historia nunca encontró;
    que al cuento sólo se debe,
    y si es cuento nunca murió.
    Quizá sea algún bit
    que computa el gigante,
    necesario de masas y plebes
    cuya gula es un gran atracón.

    La carne sin hueso es la norma,
    donde el reloj del tiempo
    traduce el instante,
    al alma da forma,
    y sostiene al erebo tunante,
    acabado el momento
    del ser al que adorna.
     
    #1
    Última modificación: 2 de Septiembre de 2011
  2. Jorge Lemoine y Bosshardt

    Jorge Lemoine y Bosshardt MAESTRO

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    Tremendo trabajo impresionante, felicitaciones.
     
    #2
  3. Orfelunio

    Orfelunio Poeta veterano en el portal

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    Muchas gracias Jorge. Es una mezcolanza, un revoltijo de sucesos y situaciones, que no he querido, ni tampoco he tenido tiempo de engalanar. Un abrazo
     
    #3

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