Ya´bindhe

YA ´BINDHE


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Dame tu bendición,
Padre,
que ya se está haciendo tarde.
Pero antes cuéntame del campo;
de cómo tu mano se convierte en bieldo
y la tierra te responde en flores.

Acuérdame de aquella vez que vimos llover,
allá en el cerro,
y el agua amamantó venas abiertas.

Santíguame con tu mano en mi cabeza gacha.
Cuéntame cómo el abuelo te encomendó a San Juan,
y cómo así te dio su amor de viejo,
pues no tenía otra cosa que dejarte.

Dame tu bendición,
Padre,
que tengo que irme.
Mi primer paso fuera de casa ya está escrito,
pero no sé hacia donde me ha de llevar el viento.
Por eso,
antes de lo que suceda,
cuéntame de tus viajes,
tus vueltas,
y háblame otra vez de tus amigos
que se han hecho leyenda
a fuerza de contarlos tanto.

Padre,
dame tu bendición, ,
y recuérdame que un día fui niño.
Cántame la canción que te aprendí,
tan llena de palabras nuevas
que te habitan el Be'xidho y la memoria.

Dame tu bendición,
Padre.
Recuérdame los consejos que me diste,
y que te oí sin hacerles caso.
Explícame cómo se puede abrazar a un maguey,
a un perro
y a la milpa recién llovida.
Háblame,
cuéntame un libro,
una novela,
y déjame el final para que yo lo escriba.

Dame tu bendición,
Padre,
antes que nos anochezca
Estoy seguro de que me voy,
pero no del regreso.
Tu bendición
me la llevo aquí
en la frente;
surcos y besanas le crecerán como a la tuya,
riachuelos de sudor coronado entre huizaches.

Dame tu bendición,
Padre,
que es lo único de la casa que llevaré conmigo.
Si te queda saliva todavía,
háblame de mujeres;
dime que por mucho que aprenda de ellas,
lo mejor es que no sepa nada.

Dame tu bendición,
Padre,
que se me va la yunta de la vida.
Enséñame cómo dar la mano y mirar de frente;
dime que no me vista de andariego y me trasnoche;
aunque ambos sepamos que mi zalea es de la calle.
Enséñame cómo chupar aguamiel con un popote de pasto
y cómo hacer chicle de hierba zapotó;
conságrame con agua del jagüey
santificada bajo el paso de los borregales.

Recuérdame, Padre,
cómo buscar tesoros y encontrarlos debajo de tu sombra.
Enséñame a defender nuestro destino
y su trepada de frijol en la maicera.
Dame tu bendición,
Padre,
que se me viene la vida
y se me está haciendo muy tarde.

© Carlos H. Armas​

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Me has conmovido,
le tengo un profundo amor a mi padre
y vos lo demostrais de manera hermosa,
ese ser que es parte fundamental de la vida,
que nos da sueños y nos ayuda a hacerlos
realidad, que aveces es duro que no injusto,
nos dá alas y nos enseña a volar muy alto.

Felicidades y precioso poema!!!!

 

orales!!! que chicles, neta que se discutio mi valedor, un placer leerlo.

PD. que onda aun no se enfrian la aguas de Tezontepec?

 

Gracias Atenea. Que bueno que te gustó! Saludos!

 

Que tal pelagatos! Las aguas de tezo no se han enfriado, nomás se han ensuciado un poco jeje. Saludos!