¡Naufragio final!

Azotan las olas sin compasión,
destruyen barco y tripulación;
ya va a estribor se pierde la noción,
del naufrago en el mar, solo un amanecer
lleno de dudas y sin esperanzas.

Imponente se ve el mar,
sólo vacío en el horizonte,
nada parece sobrevivir;
se vierte el manto del cielo gris,
complice indirecto del naufragio.

Apremia el sol, quemando sin misericordia
la piel desnuda, sólo sed y ansia de vivir;
nueva alborada, nuevo amanecer,
nada cambia la desgracia del naufrago olvidado
entre escombros, que danzan con el vaivén de las olas,
como la danza de la muerte.

¡Un no puedo más! Atrapa la mente desvariada,
inconsciente, rendiéndose al fin
y como un milagro se escucha el canto de una voz angelical,
lo hace desvariar; ¡Hermosa!Cual diosa del mar
lo envuelve en su abrazo,
que se extiende como un rayo de luz...
De pronto un sueño tan plácido y lleno de paz se vuelve
la realidad.

¡Un rayo de cordura, una gran realidad!
¡La diosa del mar sólo el camino final;
el abrazo amoroso, el sueño de la paz!
Ya no hay hambre, ya no hay soledad,
ya se pierde el alma en el fondo del mar.

¡Ese rayo lejano , el resplandor del sol
y esa nube de ensueño el suspiro final!

 

un rayo de luz, un momento magico, un respiro en mitad de una batalla, que precisoso poema, me ha gustado mucho, saludos.

 

Gracias por la visita un honor