El Juicio de Dios

El Juicio de Dios

¡Señores, se abre la sesión!
Los asistentes como público abarrotan la sala
Unos de pie y otros sentados
Por el pasillo y en el suelo jugando a las cartas
Bebiendo algún vino peleón
Alguna mano bajo alguna falda

Pechos con su niño mamón
Comunes, menudos y ancianos
Un fiscal revisa los daños
Se inicia el juicio de dios.

¡Que pase el reo!

El reo pasó, pero nadie lo vio
Aunque miraban, allí no estaba
Imperceptible, era invisible…

El abogado le preguntó:
¿Es la acusación asumible
por parte del supuesto creador,
o se alega el hecho invencible
porque fue hecho con amor?

Como no contestaba ni un eco de voz
El fiscal se movió entre la toga
Y dijo el letrado hacia su defensor:
El que calla otorga
Se declara inocente de sobra
A la espera del gran acusador.

¿Qué tiene que decir el pueblo?
El pueblo echó pestes
El pueblo predijo, el pueblo de agreste
Quitó el crucifijo
Diciendo: no se moleste
Que no está bien visto
Que un juez dé veredicto
Y adore al hijo de éste.

¿De quién? –preguntó el juez-.

¡Pero por dios!, ¿que no lo ve?
¿Que no lo siente? ¿Que no se arrima?
Lo tiene enfrente: es la ruina…
Es la política del presidente.

¡Que me juzgue el papa! -por fin se oyó-.

Falla... Parece que el don
quiere una santa resolución.
No sabe que el ponti
es choque sin trapa,
y si ve alguna carne
pierde hasta el conti,
del juez que humanice
al humo que arrapa.

Asumo que oficie
Respeto el sentido crisol
Pero no consiento que vicie
Con esos humores abong
El pelo de un dios
¡Qué calvicie!
Y habla con su vago yo.

Condenado estás amigo
Porque nadie te ha visto
Y si tu hijo fue testigo
Todo un pueblo, te lo digo
Sólo adora a ese cristo
En la cultura de su ombligo.

Y si dios existe, que lo dudo,
Existe por dudar,
Pues nunca fue negado,
Lo que nada hay que negar…

Pero tú… ¡Tú qué sabrás!
Si fuera todo… Quizás.


Nota:

Abong: mucosidad
Ponti: fice
Conti: go

 

¡Bravo! y se escucharon sonoros y enfervorizados aplausos durante 15 minutos o más, en los que un público entregado no paraba de llorar de emoción ante tan magna obra, un auténtico himno al ateísmo. Amigo poeta, magistral.

 

Inteligente obra valiosa muy interesante y bella, brillante trabajo.

 

Muchísimas gracias, durruti, por tu comentario que anima... Un fuerte abrazo. No podemos matar ni negar a dios porque dios nunca ha existido. Yo, no lo niego... lo dudo.

 

Muchas gracias, Jorge, maestro, muchas gracias por tu paso y tu constancia al visitarme de tanto en tanto. Un fuerte abrazo