A una sombra viva con cuerpo visible (con dedicatoria)

Porque él nunca se ha ido
aún cuando nunca lo he tenido

Ni yo he sido suya
más que por una copa de piña colada.

(Una mano debajo de la barra
se aprovecha del nombre de un fantasma.
Yo observaba desteñida
la cerveza barata destilando de su barba)

Mi desprecio a su cara, escupo a mortaja
Él me devuelve una risa
y halaga mi almohada.

De sus besos bebí volviendo los labios
( el sonido de su respiración
me provoca darle la maniobra de Heimlich)

Es un gélido muerto con mirada
de cuervo.
Sus dedos son antenas posadas
en mis dedos.

(Es una papaya
Nunca me ha gustado ni su olor
Ni su pulpa tan blanda)

Sucede que con este tipejo
con complejo de Munchausen
Guardamos un gran parecido
En la forma de mirar
Y en los raros modales.

Siempre lo alejo
porque temo a su veneno
parecido a mi ponzoña;
pero cada vez que lo pienso
este personaje, mi negro alter ego
vuelve a mí a terminar (¿o empezar?)
este inacabado amor odiado
-con creces indiferenciado-

Sara Montaño
Derechos Reservados

 

Amiga sara,ese tipo de dolor es mejor guardarlo en la parte de tu cuerpo donde,aunque no desaparecera del todo,pero no causara demasiados daños.como en la cuarentena del antivirus.de todas formas,nacio de tu alma estas letras.eso merece todas mis estrellas.y un abrazo.

 

Mejor guardarlo en el baúl de los recuerdos antes que probar su veneno, uno piensa en la fruta que no gusta y se pone al lado de esos pensamientos, al final repeles las dos cosas, ha sido un placer leer tu inspiración, besos y estrellas.

 

Wow bellisimo poema, me gusta
PD: a mi tampoco me gusta la papaya