Único testigo

Turbios los labios, la belleza cana
y sepulta la luz de sendos ojos,
al través del cristal de la ventana
inscrita junto a varios lienzos rojos

vio a un general de la nación germana
frente a un joven que, pálido y de hinojos,
rogábale con voz febril e insana
no volviera sus carnes en despojos.

Desestimó aquel las oraciones
y, una pistola al punto descubriendo,
disparó sin reservas ni objeciones.

“Que de la guerra de cariz pudendo
–dijo ella, sin aire en los pulmones–
libre a Europa el Amor de albar atuendo.”​

 

Buenas pinceladas Littera.

Gracias por compartirlas.

Saludos.

 

Excelente este dramático soneto, estimado Littera,
tiene mi APTO;
analicé el escanciado del penúltimo verso,
porque tiene un hiato dudoso en el comienzo,
(dos vocales átonas), pero aceptable si se remarca la "e" de "ella",
sería más aceptable aun, si esa "e", coincidiera con un acento principal del verso;
un saludo cordial,
edelabarra

 

Excelente poema amigo... un abrazo. Buenas nuevas