Amada, no te enfades.

Amada no te enfades
que el cielo se derrumba,
las puertas pierden llaves
y yo cavo mi tumba.

Si lloras una gota,
si doblas tu sonrisa,
se queda mi alma rota,
rotando entre la brisa.

El tren vacío parte
llenando de viajeros
dormidos su colgante
brillante de calderos.

Se llena de bullicio,
de quicio yo me saco,
atraco ya por vicio
al necio de un buen banco.

Guardaba dos tesoros:
el uno tu alegría,
el otro, con decoros,
está en mi estantería.

Decir yo no diré
cuál guardo bajo llaves
pues sabes lo que es,
lo sabes...ya lo sabes.

Mas busco ahora el uno,
el que robó "tristeza",
que ahora están de ayuno
tu risa y tu entereza.

No puedo consentirlo
porque me da la vida
pensar en repetirlo...
aquella despedida.

Así que recupera
o lucha como fiera
por ver volver de fuera
tu risa de pantera.


​

 

Buenos versos un poema muy lindo, un abrazo poeta.

 

Simpático, encantador, soberbia obra preciosa muy bonita.

 

Bello y tierno poema es grato leerte abrazos

 

Muchas gracias Ricardo, un abrazo.

 

Gracias Jorge, un abrazo.

 

Gracias Glendalis, otro abrazo para ti.