Un monstruo llamado mujer.

Sabia es la mujer
y endemoniados sus cabellos
sobre sí sembrando sellos,
son sin sombra sus sombreros.

Siento ser sirviente,
secas sigo yo sus sendas,
sublevado yo a sabiendas
soy sonido sin oyente.

Salen siendo soles
se asemejan a sirenas,
son sinfín de errores,
sinuosas y sangrientas.

 

Así es mi estimado amigo, así es la mujer,
una diosa si nos ama y si nos olvida
una serpiente a la que desearíamos pisar.
Es un excelente poema, un abrazo.

 

Hermoso poema hacia aquellas que nos dan tantas cosas

 

Gracias por el comentario querido Eladio,
hacía mucho que no sabía de ti.
Me alegra ver que sigues al pie del cañón.
Un fuerte abrazo.

 

Muchas gracias Jorge Luis, nos dan la vida y nos la quitan también...