Ocaso XXV

Orbe de mi memoria,
manchita rosa,
ser astral apenas invisible,
feba de anómala gracia
¿Qué sigues llorando en mí?

El primer Adán no salvo tu agonía,
ni la desidia hizo que tus muecas caigan.
Torrente de inhumana jovialidad
allá donde el reloj crepita lleno de miedos
es tu mundo al revés,
y no lo entiendo,
aunque te toqué, aunque ya sea clara toda nuestra oscuridad.

Un rayo,
un ectoplasma celoso,
la música de alguna religión absurda,
algo,
lo que sea que te borre del coito en mis recuerdos.
Tal vez un grito,
jugar a las cartas contra el espejo
o bien, morir, pero solo un poquito,
hasta que el dolor sea tan grande que te cubra por completo.

Orbe de mi memoria,
manchita rubia.
Mirá los ocasos,
no vés que triste es la alegría en vos...

 

abcd, grato visitarte. Excelentes versos. Felicidades.

 

Impecable obra soberbia y grandiosa.
Desde Mar del Plata, abrazo fuerte al corazón.

 

muchas gracias por las visitas, saludos

 

gracias por pasar, saludos