A tus espaldas

Un día más sentado detrás de su espalda.
Corriendo ciegamente a sus ojos.
Persiguiendo el olor de sus labios.
Escalando la cima de su sonrisa.
Han pasado ya varios días desde que lola me abrazo por última vez, se me
han esfumado con las semanas las caricias que dibujo en mi almohada.
Como un velero silencioso su cuerpo se alejo de mis ojos, arrastrando con las olas lo poco que me quedaba de su cabello.

Mataron los meses el sabor de su lengua que aún conservaba mi cuello.
Aunque estoy sentado detrás de su espalda no consigo ver con claridad aquel lunar que adornaba su piel.
Sus palabras y sus gestos continúan bailando al son de mis letras, pero no sé donde está.

Hace un año, cuando enero primero solíamos besarnos en la oscuridad del aula.
La luna nos regala un poquito de su noche para escondernos de la multitud.
Hoy, solo nos conformamos con mensajes subliminales que después de tanto tiempo siguen cargados de pasiones prohibidas.
Ahora miramos la luna desde escondites distintos, pero a cada estrella que brilla le preguntamos. Donde estará.
Y ellas limitadas a respondernos, solo nos susurran. El aún vive en tus labios y vos aún ríes en sus ojos

Un día más, hace un año cuando febrero era décimo cuarto, soñábamos con hijos. Pensábamos juntos en África. Estábamos enamorados.

Sigo sentado detrás de su espalda, observando su piel. Deseando sus besos.
Con el pasar del tiempo nuestros girasoles violetas se han ido
marchitando, los que todavía respiran me gritan que recupere aquellos
senos que deban de lactar a sus pétalos.

África que nos espera por separado, me cantan que vuelva a dormir en su
ombligo. A pocos pies de su espalda y no sé donde está.

La melancolía llena mis horas, desenado que regrese lola.
Orando que deje los brazos de quien ama y ame a mis ojos que aún la esperan.

Hace un año, cuando marzo era décimo séptimo. Nuestros cuerpos no cabían en la cama.
Hoy, ni si quiera conocemos donde dormimos.

Este tiempo que estuvimos alejados, me lastimaron donde yo lastime, conquiste recuerdos en el mismo lugar que los perdí.
Me mintieron con la misma sinceridad que yo mentí.
Resucité en la misma forma en la que morí.

Todas las voces que duermen en mis versos, lloran para que lola las despierte con sus oídos.

Sentado detrás de su espalda, mirándola de la mano con otro.
Y sonriendo alegremente y no es conmigo.

Me vuelvo a preguntar.

Donde estará mi lola.

..... Sol Pierre...

 

una sentida pregunta pero guardada en amor, grato leerle bienvenido/a

 

Me ha encantado tu prosa buena historia un placer haber disfrutado de ella, gracias por compartirla saludos