Esa tibia sensación

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Esa tibia sensación
que me excita y me enloquece
cuando de pronto aparece
una dama en camisón.
Y es convulsa perdición
si la dama, en picardías,
va exhibiendo lencerías
de sedosa levedad.
¿Es pecado, o es maldad,
el permitirse alegrías?


Y es que sepan, caballeros,
que no hay nada lujurioso
en el pálpito gozoso
de una mujer con ligueros.
¿Para qué están los sombreros?
¡Para honrar a la mujer
que lo sabe merecer
cuando viste lo apropiado!
¡Qué feliz soy a su lado
haciéndome de querer!


No especulen, por favor.
Yo no soy un viejo verde,
pero... (dejen que recuerde),
siempre tuve mucho ardor.
Por las damas mi fervor
era cuestión conocida,
hasta el punto que en mi vida
mi impostura demostrada
recibió la bofetada
de alguna dama ofendida.

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Me encanta que te encante, encanto. Besos. Chu.

 

Jajaja... ¡Eres genial, amigo! Un abrazo. Chu.