El poder del cariño

EL PODER DEL CARIÑO


Condenado a ser feliz
disfrutaba de una vida
sin mesura y sin salida,
sin temor y sin desliz.
Convertido en aprendiz
de maneras licenciosas
las mujeres lujuriosas
lo transformaron en diestro
del maleficio siniestro
con mañas pecaminosas.


Perdido sin remisión,
su alegría se apagaba
al tiempo que se enfangaba
en un mundo sin perdón.
Sucumbió a la tentación
de la maldad sin motivo,
y su carácter altivo
vestido de impertinencia
lo llevó a una decadencia
de la que se hizo cautivo.


Una noche sin estrellas
le acompañaba de día
y en su interior relucía
el fragor de mil querellas.
Mas no fue solo por ellas
por lo que fue denostado:
Su talante desalmado
reclamaba una venganza
que le llegó sin tardanza
de un verdugo inesperado.


Una muchacha sencilla
que conocía su error
le enseñaba que el amor
se impone a la pesadilla.
Dulcemente la chiquilla
apagaba aquel volcán
en el que el odio es afán
y el afán es sufrimiento.
Y apareció el sentimiento
que puso en fuga a Satán.


El destino prefirió
darle chanzas a la suerte
plantando cara a una muerte
que el desdichado eligió.
Pero el cariño triunfó
y sacó del barrizal
a ese espíritu del mal
que sabiéndose querido
olvidó que estuvo herido
por una daga mortal.


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Gracias Angel. Aunque parezca escueto, tu comentario es de una extraordinaria elocuencia. Un abrazo. Chu.

 

Mi querido Juan... ¿Qué otra cosa puedo añadir? ¡Gracias, amigo! Chu.

 

Gracias, Gaby... Eres un sol. Chu.

 

Tuyas son. Te las regalo. Besos. Chu.

 

No te preocupes, Gaby... En el carajo está bien la maquinilla. Besos. Chu.

 

Gracias Lourdes... me gustaría que me tuteases. Felices Reyes Magos. Besos. Chu.

 

Gracias Elizabeth. Muchos besos. Chu.