La interesada

La interesada

Desde hace un par de meses a esta parte
sonríes hasta cuando me regañas;
se ve que en la comedia hallaste el arte,
igual que en cada párpado pestañas.

No rimaré ya tanto para darte
un esfuerzo más allá del merecido.
Antes sonreías solamente lo justo
pero no hacías bromas,
no bailabas a diario...
no se te veía por nada tan a gusto,
ni andabas salpicando carcajadas.
Es una lástima que tanto derroche
de reiterativas payasadas
tenga una causa tan mezquina.
En cuanto te anuncié nuestro viaje en crucero
comenzaste a comportarte como una chiquilina;
estalló tu caudal de optimismo.
Más allá de mi asombro
yo seguí siendo el mismo,
en cambio tú, como nunca, te sentiste mi dueña;
sabes que me tienes a tus pies.
Imaginaste una isla caribeña:
arena blanca, mar azulado,
palmeras verdes, sol amarillo,
tú descansando y yo a tu lado
apantallándote como un esclavo audaz...

En instantes al fin zarparemos;
más de medio mundo cruzaremos
y tú mientras tanto reirás...
y tú sin descanso reirás.

Ariel Carrizo Pacheco
(Poema XXIX, "Mil versos amartelados", 2003)​

 

¡¡Muchas gracias, querida Marian!! Son generosas tus palabras, ¡me alegra que te haya gustado esta idea!

¡Un gran abrazo!

 

¡Muchas gracias, querida amiga! Tus comentarios siempre dejan el buen recuerdo de la adecuada reflexión; adhiero a tus palabras y te envío ¡un abrazo gigante!:

Ariel

 

¡Muchísimas gracias, querida poetisa! Grato es para mí leer tu afectuoso comentario, ¡un cariñoso saludo también para ti!

 

¡Gracias Marisol! A mí me encantó tu comentario, te agradezco mucho, ¡un gran abrazo!

 

¡Un placer contar nuevamente con tu siempre bienvenida visita, amigo Enrique! Te agradezco mucho tus palabras, con la alegría de saber que estos versos fueron de tu agrado. ¡Un gran abrazo y también feliz domingo para vos!:

Ariel