El futuro del pasado

El futuro del pasado


Era el campo más desierto,
sólo verde solitario,
a un costado el campanario
con su voz de triste muerto.

Yo era un chico, y alejado
bien podía acompañarme,
solo, quería quedarme
en ese ayer ya acabado.

El sol congelaba mi alma
que presentía el futuro;
pues nunca nada es seguro,
ni siquiera aquella calma.

En ese campo divino
yo fundé mi primer sueño,
que hoy ha quedado sin dueño
por orden de mi destino.

He regresado entre ocasos
buscando el gran broche de oro
y en hallarlo me demoro…
me estoy quedando sin pasos.

Ha de ser porque estoy viejo
que en vez de campo he encontrado
un pueblo modernizado;
es por eso que me quejo.

Si ayer aún era un joven,
¿ya han pasado tantos años?
¿quién me ha escupido estos daños?,
¿merezco que me joroben?

Desde hoy me he quedado tuerto:
mi cruel ojo ve el cemento,
y mi ojo ciego, contento,
mira el campo más desierto...


Ariel Carrizo Pacheco
(30 de noviembre de 1991)​

 

¡Gracias querida Lili! ¡Y felicitaciones por tu nuevo reconocimiento!

Otro afectuoso abrazo para vos, ¡hasta pronto!

 

¡Muchas gracias, estimado Teo, por tu atenta lectura y reflexivo comentario! Me has hecho recordar el dicho: "a veces lo nuevo no es bueno, y lo bueno no es nuevo". Eres muy generoso, me alegra que te haya gustado. ¡Un gran abrazo y hasta pronto!:

Ariel

 

¡Qué hermosos recuerdos evocas, querida amiga! Me deja contento saber que estos versos te llevaron un momento hasta un paisaje de tu niñez. ¡Muchas gracias, un beso y un fuerte abrazo!