Día LXXXIV o el deceso en receso

Pucha... estás como roída, arrepentida,
una capa, un murciélago de depresión te oculta,
lobos violetas, artistas, soles de agua destiñen tus ojos,
amatista conceptual, estás como antigua,
como cuando llorabas alcohol por las manos.

Estás amor mío, lejana
y alegre en el mundo que no explota dentro de ti,
te mueves como esas hojas sin compás
que son un tatuaje de moda en una fiesta de rubios muy rubios y negros muy negros.

Estás, amor, en las botas del verano que acaba de pasar,
caminas y tropiezas con los grillos
y tomas el mustio rencor como nuevo abrigo.
Estás de ombligo cerrado, con el vientre roto,
gritas y nadie te oye, procesas sueños y solo la almohada te responde.
Te eructan las arañas y las moscas hacen el amor con las moscas de tu imaginación,
te salen alas y las mariposas te comen los dedos, los sueños, las entrañas que acordaste regalarle a Dios,
adentro tuyo hay muy poca luz si no sonríes como lo hacías antes, con el corazón.

Estás liviana amor, desde que no llevas encima mi amor.

 

Tus entregas son muy interesantes. Un gran placer la lectura.
Saludos y buen descanso.

 

Excelencia de obra magnífica y preciosa.
Bella composición admirable.
Perfectas líneas sublimes.

 

Hermoso escrito sublime de gran calidad.