Me echo de menos.

Llevaba meses ignorándome a mí misma. Aplazaba mis problemas para otro día y al final se quedaban clavados a la izquierda de mi pecho. Pero al final tanta mierda ya no cabe y se desborda. Explotas. Y te das cuenta de la realidad de la que has estado huyendo, la cual ignorabas haciendo oídos y sentimientos sordos.

No sé, estoy atascada en algo que no me deja huir. Quiero salir por patas de ahí pero algo me lo impide. Me echo tanto de menos a mí misma que ya ni recuerdo cómo era antes de tanto desastre.

Ya no me queda tinta en los ojos para soltarlo todo. A veces me miro al espejo y ni siquiera veo un reflejo en él. Digamos que desaparecí ante tanto caos de mierda que acaba consumiendo a una persona.

Sé que necesito tiempo y un cambio de aires. Pero solo me queda la primera opción y tragarme que lo nuestro ya no va a poder ser nunca más.

Voy a dejarlo todo abierto de par en par para que ese vacío se escape por una corriente de aire. Que, algún día, el viento me acaricie y sienta que ya no tengo unas cadenas y pueda volar.

 

Me gusta leer cómo expresas tus sentimientos. No hay manera en que se pueda leer lo que escribes sin que sea específicamente tuyo; vuelcas tanto de tus experiencias e intimidad que ¿quién se atrevería a evocar en tus palabras sus propias experiencias, aunque a veces parezcan parecerse?

Hablas en un lenguaje que entiendo. Recurres a la escritura en una manera que me recuerda a mí, o quizá debería decir que yo me recuerdo a ti, pero perdóname si no me enredo en pensar qué es lo políticamente correcto.

Hace tiempo escribí algo sobre escuchar la llamada de mis hermanos, dejar mis ropas humanas y abandonar mi hogar humano. Las voces se siguen escuchando, pero es la primera vez que parece que puedo responder porque tengo la sensación de que hablaba de ti.

No sé por qué, porque no sé quién eres, pero me gustaría escribirte algo que te conmoviera, que significara algo para ti, como un regalo sorpresa anónimo. Pero no puedo, porque solo puede estremecernos aquel a quien hayamos otorgado el poder de afectarnos, aunque este poder no lo otorguemos deliberadamente. Y nunca está en manos de un desconocido.

Así que me quedo en intentar dedicarte este pequeño halago de valor muy limitado, sin más pretensiones, pero es que si me lo guardo, reviento.

 

Muchas gracias, y me alegro muchísimo que te guste.
Me gustaría saber a qué escrito te refieres con lo de "escuchar la llamada de mis hermanos, dejar mis ropas humanas y abandonar mi hogar humano", me agradaría mucho leerlo y así poder comprenderte más.

Una vez leí que la razón de día no es razón de noche, y cada momento tiene insinuación distinta. Así que si quieres hacer algo, hazlo. Nadie te lo va a poder impedir, ni siquiera deberías prohibírtelo a ti mismo.

 

Un rayo de esperanza brilla al final después de un desborde de melancolía por las frustraciones. Un placer dejar mis saludos.

 

Lo he publicado en el foro de poemas melancólicos: "Los ancianos se equivocaron". Cuando dije que tenía la sensación de que hablaba de ti me refería en concreto al verso "me llaman mis hermanos".

Te dejo aquí también una pequeña explicación, para que decidas si quieres leerla antes o después o no leerla en absoluto.

En esos tiempos tenía sentimientos que me parecían tan intensos y ajenos al mundo que me rodeaba que me inventé un personaje de una especie emocionalmente superior, pero que se encontraba atrapado en un cuerpo humano, con una capacidad de sentir limitada. Este poema es lo primero que escribí bajo la persepectiva de ese personaje. Incluye la fantasía de imaginar a otras determinadas personas como miembros de su misma especie, aunque quizá no tan conscientes de su naturaleza como él.

 

He leído la explicación después de leer el poema y es más o menos lo que había entendido al finalizar la lectura de este.
Me ha encantado. Mi gran enhorabuena.
Muy profundo.

Te invito a leer uno de mis últimos poemas, a ver tu opinión: http://www.mundopoesia.com/foros/temas/hace-crac-y-suena-la-musica.562609/