Confieso.

Confieso que he vivido,
el corazón ya apenas
carga con su peso,
y, ahora, soy tan solo un nombre
que hiere mi memoria
como silenciosas sílabas
que hubiera caligrafiado la lluvia.
Y, ahora, solo tan solo un hombre,
imperfecto, sin apego, inmune
a la fugacidad de la belleza,
tratando de desandar cada paso
aún no sacrificado al olvido,
que busca reconocerse en cada amanecer
cegado por la luz de las mareas.

 

me gusta lo que plasmo, un gusto dejar mi huella, abrazos

 

Por ese transitar seguimos todos.

 

Maravilla excelente de poesía divina, magistral página perfecta.

 

Muy agradecido, poetita azul, por tu presencia en mis letras. Saludos.

 

Muchas gracias por leerme y comentar, Ramipoeta. Un abrazo

 

Muy agradecido, Jorge, por tu lectura y atento y generoso comentario. Un abrazo.

 

Despertar y ver que nuestra esencia sigue intacta pese a la adversidad es algo que nos permite respirar, hermoso escrito lleno de imágenes, gracias por compartirlo, abrazos!

 

Hermoso poema. Lo has empezado como el título de un libro que me encanta... No se si fue intencional o no, pero le has dado un nuevo sentido. Precioso...