Avecilla

Mi dulce lepidóptera navegando
debajo del mar, frente al ocaso.
Malditas horas en que no te has ido;
en las alegres horas, en la agonía del día.

¡Quédate conmigo! exclame:
en el rocío, en el otoño y cuando muere el día.
Conocerte tan solo monologo fue;
de cada parte, día tras día, surcando el atardecer.

Pequeña avecilla teñida de beige
allá te abandone y jamas volveré,
donde haces las semillas florecer,
donde los sueño de ti en la hierba deje.

Esperaba que de la noche luciérnaga fueras;
criatura con el brillo del cielo en los ojos.
Mariposa que adornas el paisaje llano
con alas de llanura y en la piel pecas.

Dime: ¿por que siento tan agolpado el corazón?.
Allá te deje, de allá renuncie
del jardín de la erudición,
donde jamas te volveré a ver...

 

Muy sentido poema, volver ya no es posible y solo queda tirar para adelante, aunque duela. Buenos versos.

saludos

 

Gracias

 

Alta calidad en una preciosa obra de inspiración magnífica.