Somos números. Somos esclavos.

Somos números
en las cuentas de balances
de nuestros verdugos.​

Somos números
en la cola del paro
esperando a ser explotados.​

Somos números
que cada día engrosan
su ejercito de reserva.
Somos sus esclavos
esperando la oportunidad
para vendernos por un salario
y obligados a competir
nos matamos a codazos
nos sacamos los ojos
los unos a los otros
y ciegos de deseo progresamos
dejando atrás lo que somos:
Humanos.

Somos números
que reclaman sus derechos.
El derecho de ser mercancía,
el derecho a ser utilizados
como mano de obra barata
y como putas mendigamos
por todas las empresas
reclamando el derecho al trabajo,
ese derecho a ser usados y tirados
pues somos mano de obra
y no sabemos hacer otra cosa
que no sea vendernos
como objetos precarios
al fin y al cabo esclavos.

Somos números
en las pilas bautismales
somos números
en los archivos diocesales.
Sigues siendo beato
aunque no pises las iglesia
desde hace años.
Si te bautizaron
sigues siendo cristiano
hasta que la apostasía,
la muerte o el comunismo,
eclesiásticamente diagnosticado,
invada tus venas impuras
y seas legalmente
del paraíso expulsado.

Somos números
en las comisarías de policía
códigos de barras con foto
que llevamos muy gustosamente
en el interior de nuestras carteras,
dentro de nuestras billeteras,
documentos nacionales de identidad
que controlan nuestros movimientos
y nuestra libertad personal,
pero no me importa
ya que es por mi seguridad
y muy gustosamente se lo ofrezco
a todo agente de la autoridad
para que me pueda fichar,
pues por todos es bien sabido
que todo ciudadano
es un terrorista en potencia
que se puede rebelar
pues ahora casi todos
saben leer y pensar.

Somos números de IP en internet
no vaya a ser que te escapes
por aquí alguna vez.
Controlo tus movimientos en la red
y ya no me hace falta la fuerza
porque voluntariamente nos ofreces
todos los datos que deseamos saber
en las redes sociales de tu interés
los compartes gratis y no lo ves.

Somos números
en Facebook y en Twiter
somos fans de la estupidez humana
contando nuestras vacaciones
del último fin de semana,
colgando la foto del plato
que me estoy comiendo
ahora mismo en este momento
estoy enganchado a esto
soy estúpido, jajaja, y no lo veo.

Somos números de teléfono
en la agendas de nuestro amigo
Adam smith y su libre mercado,
que con su invisible mano
nos telefonea para vendernos
los productos de la televenta
que no necesitamos.

Somos carne para las empresas
somos números en una lista
de posibles clientes idiotas
somos los beneficios de sus libretas.

Somos números
para los partidos políticos
que cada cuatro años
nos piden y nos exigen
que les entreguemos
nuestro bien más preciado
nuestro derecho al voto ignorado.
Solo en campaña, y en ciertas ocasiones
es cuando nuestra papeleta cuenta
solo en ese momento y preciso instante
es cuando nos sentimos importantes
en las cercanías de esta farsa
es cuando nos escuchan
a través de sus urnas sucias
en la falsa fiesta de la democracia
y es entonces cuando el pueblo legitima
su servidumbre voluntaria
convirtiéndose en números de votantes,
que eligen a sus no representantes.

Somos números
y no les importamos
por eso somos esclavos
con fecha de caducidad
viviendo tristemente
para morir democráticamente
en la rueda de un sistema
donde las matemáticas
de la economía
y de la gran empresa
son las que dominan
nuestra vida entera.

Somos números
en las cuentas del banco
en los créditos hipotecarios
en los avales e impagos
en las cárceles cerradas
en las abiertas
y en las encubiertas
en sus instituciones
en sus colegios, públicos y privados
en su ejercito y en sus guerras
en sus psiquiátricos y en sus hospitales
en sus centros comerciales
en los pueblos y ciudades
en los parques y en los bosques
en las aceras y en los cementerios
en los países y estados
en las pantallas de tráfico
y tras las pantallas de los cristales
tecnológicos y táctiles.

Somos números
a ojos de todas las empresas
somos consumidores libres,
libres de gastar dinero
pero si no lo tienes, te jodes
y sino siempre queda la salida
del engaño de la lotería:

“La libertad es el premio” *
¿Lo recuerdas?

Eres un esclavo del sistema
que a la cara te escupe
mostrándote tus cadenas.


* La libertad es el premio y Quien maneja tu vida eres tú dice este anuncio publicitario, pero solo si tienes dinero, osea que por fin el estado reconoce que somos Esclavos. Compra tu libertad y juega a las loterías y apuestas del Estado, solo entonces dejaras de ser esclavo. Bonita estampa nos presentan, ¡¡¡Hay que joderse!!, llamarnos esclavos y escupirnos directamente!!

​

 

Al menos algunos nos damos cuenta, otros prefieren pensar que hacen uso de su libre albedrío.

 

Antes de nada enhorabuena por haberlo leído entero pensaba que se iba a quedarse sin comentarios, este extenso poema, quise reducirlo pero no pude dejar de escupir versos. Y una vez más gracias por ilustrar fielmente con imágenes lo que quise expresar con tantas palabras, a veces una imagen condensa tanta información que asusta pensarlo, de ahí el poder de la televisión en el moldeamiento del pensamiento.

Saludos

 

Claro que lo he le'ido entero! Dices muchas verdades. No se por que motivo nadie lo ha comentado. Creo que a muchas personas les asusta la verdad.

Como veras, no soy una gran oradora, por eso inserto imagenes.

Un cordial saludo, Sol.

P.D. Perdona por los signos de puntuacion y los acentos. Algo anda mal con este trasto.