El tiempo, gota malaya

El tiempo, gota malaya

En esta lid vamos perdiendo, a diario
queda menos “después”, se agranda el “ antes”,
no se avería el tiempo, ni se atrasa,
no hay segundos de tregua ni de paz;

las hojas frágiles del calendario
día tras día caen incesantes,
un año y otro y otro más que pasa
y una década y otra y otra más;

horas que vuelan desde el campanario,
horas cayendo, arenas goteantes,
¡cómo se quema un mes! ¡arde cual brasa!
¿por qué este abril no volverá jamás?

¡Maldito tiempo! ¡qué gota malaya!
nos mata de a poquito, ¡qué canalla!
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Creo que es la primera vez que te leo una variante inglesa de tu «soneto de rimas homólogas», como los llama Eduardo en feliz ocurrencia. Quizás seamos nosotros las gotas del tiempo que caemos horadando... ¿qué?, quizás la crueldad incorruptible del Testigo que nos mira sonriendo mientras el águila se ensaña con nuestras entrañas prometeicas.

En el verso 12 corresponde «por qué».

abrazo
Jorge

 

Gracias por ese apunte que me haces del "por qué", Jorge.

Algún otro soneto como este había hecho ya antes. Como verás me he aficionado mucho a esta fórmula sin que ello impida que me olvide del soneto tradicional que sigo practicando también.

Este poema me llegó, como tantas veces me ha sucedido, porque hubo un frase "semilla" que me vino a la mente y que generó el resto del soneto:"El tiempo es como una gota malaya", me gustó mucho la idea y el endecasílabo que encerraba pero como verás este endecasílabo me salía dactílico así que lo descarté, aunque seguí maquinando cómo expresar esa idea de otra manera; así salió ese pareado final al que también le dí unas cuantas vueltas y versiones antes de optar por esta. El resto del soneto lo hice buscando, en las estrofas previas al desenlace, una explicación que me llevase a concluir así. No es tampoco la primera vez (y seguramente no será la última) que saco algún poema despotricando contra ese Saturno que devora sin piedad a sus hijos.

No está tampoco nada mal tu referencia a Prometeo. Esa metáfora que haces de que podemos ser nosotros mismos esas gotas (taladrando ¿qué?), me ha hecho recordar una imagen muy simbólica que he visto de un reloj de arena que no me puedo resistir a dejarte aquí:



Gracias por tu visita y comentario.

Un abrazo.

 

Me pregunto yo ahora si alguna vez habré visto esa imagen del reloj de cadáveres y me ha vuelto con tu poema... está buena: ¿de dónde la has sacado?
saluti

 

Muy facilmente, Jorge: se pone en el buscador de google "relojes de arena", y le das a imágenes; te aparecerán muchas fotografías y cuadros con ese tema de los relojes; en uno de ellos dice "Relojes de arena de Dali" en donde aparece este, entre muchos de los cuadros de relojes derretidos que él pintó. Yo no creoque este sea de él pues no se puede uno fiar de las informaciones que salen en esa sucesión de imágenes, pero lo cierto es que, aunque no sea suyo, es una imagen esta muy sugestiva.
Ya una vez inclui yo esta imagen en otro poema que hice sobre el tiempo. Quizás la viste allí.

 

¡Ay, hijo, qué cierto!
Me voy a deprimir un rato.

Por cierto, muy bueno el soneto.
Abrazos.

 

Buenos versos nos comparte, siempre con la profundidad en sus líneas.
Saludos.

 

¿Quién es, con este avatar,
la que tan gentil comenta?
¡qué imagen tan sigular
con ese cabello argenta
y ese pícaro mirar!
¿Esta imagen representa
a vos, os quiere imitar?
Decídmelo sin dudar
que la intriga me atormenta.

Y usted no se me deprima
que lo que dice el soneto
son juegos que este sujeto
se permite con la rima...
y nada más.

Un saludo muy cordial y mis felicitaciones por ser asteroida del mes.

 

si este Abríl, no vuelve, que no vuelva, mientras vuelva tu poesía me conformo,marga

 

A mi me gustó la doña,
la del pícaro mirar,
y así quise descansar
y dejarme ya la coña
de los zapatos de moña;
pero tal me pareció
que la doña no gustó
que no fue muy bienvenida
ni tuvo buena acogida.
Y así como entró, salió...

 

Vuesa idea no cuajó
y a fuer de seros sincero
(aunque ofenderos no quiero)
tampoco a mi me gustó.
A mi mente le costó
la imagen asimilar
con alguien tan singular
cual vos, poeta del mes,
me alegra ver otra vez
los piececitos bailar.

 

Pues al fin todos contentos
volvemos a donde estamos,
las cosas no las cambiamos
pues fallaron los intentos.
Y con vuestros argumentos
convencido ya me habéis
así que, como ya veis,
zapatitos de charol
relucientes como el sol
para largo los tendréis.