Espuma y niebla.

Mientras mi insomnio hace su trabajo acá
en mis tres treinta y cinco de esta madrugada,
tu risa va despertando el mundo allá,
nueve y media pasadas,
un té en tu taza de la suerte,
dos cucharadas de azúcar,
una pizca de leche
y un sol de invierno atravesando
el frío del cristal de tu oficina.

Me gustaría contarte tantas cosas.

Que el autobús tenía butacas gigantes.
Que vi el sol ponerse entre olas y dunas
en una playa imposiblemente larga
y nos amaneció en la selva
con el Amazonas bordeando la cuneta
haciéndole carreras
al curso sin control
de nuestra carretera.

Que hay fruta muy barata en el mercado,
que la lluvia es constante
y a veces trae olor a menta y hierbabuena,
que hay tanta poesía a mi alrededor
que escribir es un plagio
torpe y cutre.

Que sé, no quieres que te diga,
que me es imposible echarte de menos.

Pero vi anochecer en la costa
y amanecí en el verde más puro de la selva.

Y entendí en ese aroma familiar del paisaje
que no existe,
nunca existió,
definición más justa
de lo que fueron, son
y quizá sean siempre
todas y cada una
de nuestras noches
juntas.

Que no puedo sentirte 7000 millas lejos
porque este jodido paraíso
y tú
oléis
a lo mismo.

 

Sensibilidad que conmueve...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

 

Sí, escribir poesía siempre es un plagio de lo que nos rodea y sentimos, pero para que ese plagio brille se necesita talento y una extraordinaria sensibilidad, y tú los tienes sin ninguna duda.
Excelente y precioso poema, compañer@, Saludos.

 

Muy bello, la distancia se acorta con tus versos. Me ha encantado Ad Libitum. Un abrazo. Paco.