Es hora de abandonar el desierto

Vítores de arena y miel
búsqueda de tragos de sol
Chupitos de miedo que el barman sirve contigo rasgando la pulpa de la conciencia.
Háblame rociada huella de esterilidad.
El rojo resplandor de la muerte hiriendo el horizonte desabriga el tumulto que escapa de la sombra misterioso ejército de lunares, mis cordones estrechan el cuello la jaula del pecho, se abrirá. Mutilado el silencio pare las arcadas
del adiós
Te echo de menos orgullo resfriado de soledad.
despierta es hora de abandonar el desierto.

 

Bella expresividad en la búsqueda de un original lenguaje, muy bello poema, me gustó amigo Victor. Un abrazo. Paco.

 

Gracias Paco por tus palabras un cordial saludo.