Feria del Libro

Entre las multitudes, y sus ruidos,
y el brillo abrumador de los letreros,
cual mieles en zumbantes avisperos
descubro algunos libros escondidos.

En contraste con tantos coloridos
me convocan sus grises tan austeros,
en las fiestas de cerdos en chiqueros
el piar de un ave apaga los chillidos.

Pregunto precios a los carceleros:
liberar a los pobres detenidos
cuesta los ojos de la cara, enteros.

Al verlos un momento distraídos
con dos pases de magia muy someros
devuelvo dos pichones a sus nidos.

Hermosos tiempos idos...:
fueron ayer amigos los libreros;
amigos, hoy, los tienen los dineros.

 

Buenas rimas de calidad con humor sobre los libros que ahora lee poca gente. Recibe un saludo muy cordial musador.

 

Hola, Matías! Se realiza en estos días en Buenos Aires la Feria anual del libro. A pesar de que el ambiente me resulta muy desagradable, fui a ver: a veces se encuentra una oportunidad, sobre todo en los stands en que traen usados. Terrible experiencia, de la que salí provisto de una edición bilingüe de la poesía completa de Edgar Allan Poe, que pagué (no la robé, como insinúo en el poema) más o menos barata.
Los libros en ese mercado parecen dulces aves en un chiquero, realmente. Triste cosa la cultura mercantilizada.
abrazo
Jorge

 

Pensé que solamente aquí eran caros los libros...Excelente trabajo, muy creativo !! Un abrazo, amigo poeta.

 

Gracias, Miguel, por tu visita. Mira, por darte una idea de las cosas que me indignan te cuento un hecho. Hace cincuenta años, cuando yo era adolescente, la Editorial universitaria de Buenos Aires, EudeBA, hacía una gran obra de promoción de la lectura. Había puestos de venta en las esquinas, como los que venden diarios en mi ciudad, y los libros eran realmente baratos. Auspiciada por la Universidad de Buenos Aires, hizo una magnífica obra. Recuerdo dos ediciones antológicas, una del Fausto de Estanislao del Campo (un buen poeta nuestro, bastante olvidado) con excelentes ilustraciones de Oski, y una de nuestro poema nacional, el Martín Fierro de José Hernández, ilustrado nada menos que por Juan Carlos Castagnino; de este se vendían además los dibujos en carpeta aparte. Encontrabas ese libro en cualquier casa, veías esos dibujos en cualquier pared. Es cierto que la edición era en rústica y no soportaba bien el uso y los años.
En mi visita a la feria vi que Eudeba, que se ha mercantilizado, ha reeditado ese Martín Fierro. Hicieron una versión para turistas, con tapas de cuero, que venden a 100 dólares, y una semejante a la de mis tiempos, aunque con tapas de cartulina más brillantes y peor tipografía, que venden a treinta dólares. Claro, no me es fácil darte una idea de cuánto vale un dólar acá: digamos que el mínimo de las jubilaciones anda por los 400 dólares. No es que yo viva en la miseria, a otro precio podría haber comprado diez, es un libro como para regalar a hijos y amigos, pero lo único que me llevé es la indignación, la sensación de haber sido expropiado.
un abrazo
Jorge

ç

 

Gracias, querida Isabel. La verdad es que detesto esos antros donde se concentran multitudes convirtiendo a los pobres libros en avecillas enjauladas que intentan seducir a un cliente para ser liberadas de ese monstruoso avispero.
abrazo
J.

 

Bello e interesante poema acerca de esos libros presos en una jaula donde no están al alcance de las personas trabajadoras y solo para los ricos. Encantada de leerte como siempre. Saludos y Bendiciones.

 

La verdad es que la analogía entre los libros en la feria y los pájaros enjaulados me parece pertinente y fructífera, estimada Lourdes. Habrá que hacer una «suelta de libros», jajaja.
abrazo
j.

 

buenísimoooooooooooooooooooooooooooooooooooo,soneto, pobres libros, marga

 

Me alegro de que te haya gustado el soneto, Marga. El destino de los libros en la sociedad parece ser bastante revelador del lugar que esta le asigna a la cultura.

abrazo
J.