Salvaje Atracción

Esta vez la noche fría ausente de estrellas, y de inmensa luna me obliga a internarme en la alcoba, candil encendido y con ganas de recorrer letras fantásticas que me liberen del abrumador sonido que crepita en las maderas de las paredes de esta casa lobrega y agreste.

Entre los suaves movimientos de la ligera y pasiva iluminación, siento la presencia de una sombra en la ventana, sé que mi padre está en su alcoba así que abrazo mis libros y cubro con el doble de colcha lo que estaba descubierto de mi frío y temeroso cuerpo.

Intento observar sin descuidar mi cobijo protector y noto que esa sombra deja su aliento en la ventana, su respiración me da terror, empiezo a temblar sintiendo la indomable parálisis que no permite gritar.

Decido apagar el candil, esperando que esa presencia oculta no pretenda obtener su luz y menos su calor.

En la inminente oscuridad de mi habitación esa mancha espesa de vaho delator se vuelve mayor y dos brillos penetrantes atraviesan mi corazón; sé que palpita rápidamente, sé que genero sudor pero no siento nada en la petrificación propia de un miedo abrumador.

Me congelo por dentro y no puedo evitar el brillo de sus ojos, no puedo dejarlos de mirar.

El vidrio empañado ya no refleja oscuridad y percibo que la luna le acompaña, pues cada vez que aumenta mi miedo, ella hace notar con mayor claridad sus dientes rabiosos agitados de esa viscosa baba abundante, que anuncia a la víctima lo que será.

Sus ojos intensos, vidrean la claridad cada vez más evidente, haciendo notar su mandíbula blandeando al ritmo de mi corazón que de repente hace presente su tronador vibrar.

Este ritmo en principio aterrador, despierta en mi, la necesidad ardiente de abrazar el miedo y cubrirme con él.

No sé cómo ni en qué momento me veo de pie frente a esa sombra que dejó de ser, marcando en la ventana sus contornos y la densa textura de su pelaje de tonos plateados, que el resplandor lunar marca a su antojo en su selvática piel.

Su mirada penetrante ya no hierbe mi corazón sino todo mi ser. En este cuerpo que ya no es, me veo acercarme a él lenta y decididamente.
Aumentan sus ojos y sus colmillos empapados de ganas salvajes que me atraen en una locura irremediable por estar ahí.
Me revienta el deseo de entrar en su furia y ser parte de ella, su deseable presa en entrega de muerte lenta.

En la sincronía de sus fáuses y el fulgor de mi corazón siento como su aliento se va reduciendo cada vez que más me acerco. Nuestra infinita distancia se acorta de la misma manera que sus pupilas reducen su furor, no es necesario tocarlo para sentir la suavidad de su denso e imponente cuerpo y ese vidrio que nos separa se va convirtiendo en membrana que permite penetrar nuestra fascinación en perfecta difusión.

De repente como una explosión sus ojos se abren dejando salir su destello bestial sobre mí. En breve percibo el estruendo detonado por un disparo que atravieza su estepario corazón.

Lentamente su cuerpo empieza a deslizarse por mi ventana membranosa de pasiones sublimes y oscuras que su presencia plasmó.

Frente a mi pérdida mortal, pinta el cristal el recorrido sublime de su animalidad y la luna refleja ese camino que ya no va más, en precisos brillos resistentes que me hacen pensar, que me devoró su espíritu salvaje, cubriendo con su hibernal aliento la que fue una historia de amor intenso, que la luna plasmó con tinta cristalina en una noche ausente de estrellas y hábida de frío estepal.

 

Genial la prosa. Está en el pensamiento como en el aire, en la piel, ese miedo transformado. Un deseo interno que sale, y que siendo más fuerte que el mismo cuerpo, se arrima sin remordimientos.

Ahi estamos, saludos dialmar.

 

Muchísimas gracias por tu comentario y tomarte tu tiempo para estar acá, un abrazototototee Poeta!.

 

Es realmente intenso y abrumador, os felicito infinita dama...

 

Muchas gracias por tu comentario y por pasar por acá. Abrazote.

 

muchas graciasss Poeta, que gusto verte por acá, un gran abrazoooo!!