Alborada infinita en la eternidad

"Un día emprendido por el universo, está entre las perlas y las estrellas"

Mi peregrinaje terminó en el tercer planeta de un sistema planetario conocido.

Anclado en esta roca pienso en la poca paciencia de este trío de dioses...

- Deberían venir entre las 3 de la mañana y las 9...-

Sentado y mirando las estrellas disiparse, sintiendo el color,
pensando nuevamente en el vaticinio,
en la cuerda de un reloj que es muy grande para este tiempo,
esperando la perfección irse por los dedos, como agua, como arena,
y nuevamente la seriedad de todo este juego se coloca frente a mí...

-Ya deberían de estar acá-

Las copas de los árboles me cantan con el idioma de un viento primigenio,
y balbuceo de gozo cuando la luz de los primeros rayos de este día tocan mi rostro,
los dioses llegan y me encargan una cosa:

Me dicen que las almas de este paraíso poseerán la tierra, serán en ella, cantarán con ella;
el agua nadará en sus interiores, el día será de ellos, y esa ilusión hará que caminen,
que rompan la estática, que aprendan todo para luego recordar...

Y que algún día podrán volar...

-Pero sobre todas las almas
una de ellas será especial,
algún día la encontrarás,
algún día en esta ancha tierra,
algún día... Recordarás...-

Y después del encargo,
dormido por un largo tiempo, esperé,
esperé despertar, esperé cantar como cantó el viento justo después de la creación...

-¿Cómo podré llamar a esta alma y como la reconoceré...?-

-Eso no lo sabemos, solo sentimos, no lo olvides, no basamos nuestro comportamiento de acuerdo al conocimiento...

Eso es de ustedes...-

Algún día la encontraré, algún día podré ir hacia ella con el poder del sentimiento,
sin saber, sin responder, sin cortar las nubes con luz artificial,
sin reír por nada, sin llorar por la tarde...

Y mis lágrimas dirigidas hacia el ocaso como joyas
se perderán en la infinidad, en la magia, en la verdad...

te encontré...

¿Te encontraré otra vez?

 

Un vaticinio que nos lleva a una trascendencia mayor, ese el de tus grandes dioses, generan una esperanza eterna de fusión universal. Y con esa melancolía del esperado encuentro esas lágrimas perladas verán su final, seguramente al llegar el día en su ocaso allí estará.

 

Preciosa dama, es muy halagador recibir algo de esta naturaleza, le agradezco infinitamente...