Confidente

Confidente

La noche de oro azul y de brillantes
corona a los nocturnos por igual;
humildes, poderosos, mendicantes,
obtienen ese espléndido caudal.

Misterios penden sobre nuestro mundo,
incógnitas oscilan nuestro ser,
en sombras estrelladas me confundo
lo cierto con lo que supongo ver...

Perfume musical destila el cielo
y a todos nos infunde su atracción.
Resulta pasajero el desconsuelo
que advierta tan magnífica función.

Un mar inverso astral de aire y vacío,
de eléctricos fulgores que después
de miles de años luz llegan sin frío
a vistas de poético interés.

Descuelgo sigiloso alguna copla
de nuestra solitaria cruz del sur,
la musa de la luna se me acopla
cual cartas a las manos de un tahúr.

En clara madrugada de verano
quinientos meses hace que nací.
El cosmos que se muestra tan lejano
fue siempre un confidente para mí...


Ariel Carrizo Pacheco​

 

Querido Atila, ¡muchas gracias por estas palabras emotivas! Con generosísimos conceptos, ellas me acercan la alegría de saber que el poema encontró un lírico refugio en tu gran sensibilidad. Te envío un cósmico abrazo vencedor de distancias, ¡gracias, Gonzalo, Amigo Poeta, y hasta muy pronto!:

Ariel

 

Viniendo de ti, poeta que ha bebido con esplendor los líricos claros lunares, son palabras que repercuten en la emoción de mi agradecimiento. ¡Un saludo aventado desde esta noche sin tiempo que nos corona, querido amigo! Y me alegra que el conteo mensual haya sido de tu agrado (por cierto, desde el 30 ya tengo 501...). ¡Otro gran abrazo y hasta pronto!:

Ariel.

 

Muy armonioso el poema, una visión claramente sentimental que alude a un ser comprometido con sus emociones y no tiene timidez en revelarlo. La palabra justa para ello, es lirismo. Lirismo clásico y bien llevado.

 

¡Muchas gracias, estimada Maygemay! Me alegra que estos pequeños versos hayan sido tan bien recibidos por tu generosa sensibilidad. ¡Un emotivo saludo!:

Ariel.

 

El placer es mío, estimado Poeta, al leer esta devolución que me obsequias una vez más. Te agradezco de corazón, amigo Gonzalo. ¡Un abrazo!

 

¡Una constelación de gracias, amigo Luis Adolfo! No sé si seré merecedor de tan alto adjetivo; más que estos versos valen los afectuosos saludos, como el que aquí me dejas. ¡Un abrazo vencedor de distancias, y hasta siempre!:

Ariel.

 

Amigo Alfredo, como siempre tus palabras llegan para quedarse impregnadas de tu gentil sensibilidad: ¡un gracias enorme y un hasta siempre!

 

Lucevelio, otro mensaje de sintética interpretación profunda, es éste que me dejas con tu generosidad conectada a tus ideas, cual la pulsación de tus dedos al teclado. ¡Gracias por estar, y un fraternal saludo!

 

El gusto es mío al recibir tu gentil visita y generoso comentario. ¡Un abrazo con mi agradecimiento!:

Ariel