Mi expulsión.

Mi expulsión, tantas veces mencionada.
De una patada.
Y eso que yo la quería...
Porque fue mía.


Pero le falta mi ausencia.


Ésa es la sentencia.
Entonces, vuelvo al hogar.
Ahí es donde debo estar, junto a los ángeles.
No son púgiles de boxeo. Y yo no tengo la mirada del tigre.


No puedo con Rocky Balboa. Y esta mujer merece una oda; una loa.

 

No había escuchado la apasionada rebeldía de Sara Da Pin up y me cuadra mucho con el mensaje que envías en el poema. Echo de menos esa seguridad que se muestra.

Saludos,

Palmira

 

Es la jefa.
Tiene más vídeos.
Siempre resulta encantadora.
Fascinante, impresionante y muy moderna.
Lo que ocurre es que la mujer no sobresale, en esta sociedad humana.
Entonces, llora sus lágrimas de cristal.
Y todos desobedecemos.
Y la energía no se crea ni se destruye: Sólo se transforma.
Por consiguiente, si la jefa nos echa a patadas, de su mundo... Eso no importará.