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Cuando se olvida el pasado

Tema en 'Clásica no competitiva (sin premios)' comenzado por Antonio, 14 de Octubre de 2016. Respuestas: 2 | Visitas: 522

  1. Antonio

    Antonio Moderador ENSEÑANTE/asesor en Foro poética clásica Miembro del Equipo Moderadores Moderador enseñante

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    Hombre
    Los hombres ignorando sus pasados
    condenados están a reincidir,
    la historia nos podrá fijo decir
    si los hechos han sido o no olvidados.


    En un lugar de pueblos macerados
    con épocas que están por definir,
    estos versos podrían describir
    tiempos de ayer y hoy difuminados.


    Cualquier similitud en realidad,
    es y será tan solo coincidencia
    de momentos ocultos de maldad.


    Si el tiempo borra toda la evidencia
    de los actos de lesa humanidad,
    que el olvido no mate a la conciencia.


    Conciencia de creer en imposibles
    nos piden esos mismos que negaron
    que al pueblo con vileza le ultrajaron
    y con el tiempo fueron invisibles.


    Hechos que para unos son plausibles
    en otros sus recuerdos se grabaron
    de aquella etapa oscura que pasaron
    de instantes inhumanos e indecibles.


    Todo aquello sinónimo de olvido
    para algunos serán incuestionables
    delitos hoy prescritos sin castigo.


    Y para otros, momentos innegables
    son saber que cualquier tiempo es testigo
    de patrióticas formas miserables.


    Miserables que antaño ajusticiaban,
    de justicia engalanan sus acciones
    y quieren esos viles con sus dones
    que olvidemos los muertos que ocultaban.


    Verdades atenuadas nos quedaban
    y entre tumbas y herméticos cajones
    son ya polvo con viejas convicciones
    fantasmas que en la historia ambulaban.


    Con la pena oprimiendo las cadenas
    subyugan al servil y al perdedor
    y a las almas vencidas y serenas.


    Mientras tanto entre asombro y estupor
    con soflamas, decrepitas sirenas
    comparan democracia con su honor.


    Honor, se basa en sanos fundamentos
    que incluyen cumplimientos del deber,
    obediencia a las normas del poder
    y honradez en las formas y conceptos.


    Honorables de falsos juramentos
    terminan con locura por creer
    que tienen solo el único deber
    de guardarse los ricos rendimientos.


    La avaricia le deja en evidencia
    al codicioso ser irracional
    sin pensar en su propia consecuencia.


    En su Yo más oculto y personal
    y entre lo más profundo en su conciencia,
    el despreciable piensa que es legal.


    Legal es todo aquel que da sentido
    a sus actos con integras acciones
    dejando claras esas convicciones
    de aquello que su mente ha concebido.

    Quien cree que el deber está cumplido
    aunque tuviera honestas ambiciones
    para siempre antepone a sus razones,
    el ser, íntegro, leal y agradecido,


    pues no hay mayor satisfacción y orgullo,
    que sea el que sea el factor coyuntural
    la honradez no se pierda en el barullo


    envuelto entre el poder y el capital,
    cuando tantas maniobras y chanchullos
    convierten al humano en inmoral.


    Inmoral es aquello que entre abyectos
    anteponen a íntegras costumbres
    la voluntad de algunas mansedumbres
    para lograr sus fines y proyectos.


    Los humanos que somos imperfectos
    creemos nuestras pobres certidumbres
    y no alcanzamos ver las podredumbres
    escondidas detrás de los defectos.


    Mientras no haya profundas convicciones
    que amparen la fraterna honestidad
    por siempre existirán revoluciones.


    La moral nos otorga potestad
    para hacer nuestras propias reflexiones
    aunque a veces se falte a la verdad.


    Verdad y falsedad son las dos caras
    con múltiples maneras regulares
    llenas de oscuras manchas y lunares
    con dispares medidas y amplias varas.


    Certezas inseguras, poco claras,
    harían de las dudas singulares
    aquellas formas algo peculiares
    de las incertidumbres y sus taras.


    Por ello, si el cristal con que se mira
    resplandeciera y fuera transparente,
    su fulgor se impondría a la mentira.


    La ambigüedad por ser intrascendente
    podrá llamar a voces a la ira
    si la justicia suena incoherente.

    Incoherente, absurdo y poco útil
    es el comportamiento del humano,
    que aquello que no tiene por su mano
    desprecia y considera como fútil,


    aunque fuera su túnica inconsútil
    a las costuras, buscaría en vano,
    entre hilos de la seda que el gusano
    teje al sentirse en el capullo inútil.


    Y sabe que en el fondo el mayor mal
    del mundo es su casual evolución,
    haciendo de la ruina lo habitual.


    Pues el hombre en su pobre condición
    usando su materia espiritual
    se siente en posesión de la razón.


    Razón cuando no asiste a la conciencia
    resulta cuando menos inmoral
    pues hace que parezca insustancial
    aquello que nos deja consecuencia.


    La vida nos regala la experiencia
    siendo vertiginosa y temporal,
    resulta casi siempre excepcional
    si aprovechamos toda su existencia.


    Por eso, mientras tanto meditamos
    veremos nuestra pura realidad
    al darnos cuenta que de aquí sobramos.


    Y si hacemos honor a la verdad
    cuando al fin de este mundo nos marchamos,
    que al menos quede nuestra dignidad.


    Dignidad nos la otorga la decencia
    y el decoro que muestra el proceder
    en actos y maneras que hay de ser
    sin por ello esperar la reverencia.


    Quien es digno se ampara en la conciencia
    la que nunca le habrá de remorder
    y en su sabio y honrado parecer
    se aparta de lo ruin con su prudencia.


    Cínicos obtendrán su potestad
    de este pueblo traspuesto y soberano
    con indecencia y gran opacidad,


    engañando al honrado ciudadano,
    lucrándose con ansia y saciedad
    y después rezarán a Dios en vano.


    En vano los corderos se rodean
    de lobos que protegen sus manadas
    con despóticas formas ilustradas,
    y mientras de patriotas alardean.


    Callan cuando a los otros pisotean
    y esconden sus venturas más frustradas
    con loas a los dioses y a las hadas
    haciendo que sus egos se lo crean.


    Por ello los llamados miserables
    usando sus poderes y renombres
    engañan a los pobres y a notables


    y cuando se les llaman por sus nombres
    aquellos que se precian de honorables,
    se valen con su infamia de los hombres.


    Antonio Nieto Bruna
    Copyright ©
    18-7-2016



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    #1
    Última modificación: 20 de Febrero de 2018
    A MP y Alonso Vicent les gusta esto.
  2. Alonso Vicent

    Alonso Vicent Poeta veterano en el portal

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    Sonetos encadenados que sacan a la luz un pasado que por desgracia tiene la costumbre de repetirse. De los hombres, en general, poco se puede esperar, porque la conciencia, en estos y en otros tiempos, se sigue comprando y sus posibles dueños tienen precio.
    Cuánta mentira en la razón impuesta, y cuánta cobardía en los rebaños que idolatran a sus lobos.
    Me alegro de haber pasado por estos buenos argumentos hechos poesía.
    Un abrazote hasta la capital, Antonio.
     
    #2
  3. Antonio

    Antonio Moderador ENSEÑANTE/asesor en Foro poética clásica Miembro del Equipo Moderadores Moderador enseñante

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    Y yo me alegro de que dejaras tu gratificante comentario a mis versos, estimado Alonso, siempre es un placer encontrar tu crítica y tu visita por mi rincón, otro abrazo hasta la millor terreta del mon.
     
    #3

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