Resfriado de metrópoli

Las puertas se abren en la avalancha

costillas entumidas sin revancha

empleados y desocupados cual carrera

como si cuadrilátero fuera

me pisan en desfile sin tregua

codazo a la boca, me muerdo la lengua

no hay disculpas en la madriguera

desamparado en mi propia loquera.


Siguiente estación: asalto a bordo

adiós al reloj de aquel gordo

el bribón da un golpe que me deja sordo

que busque en mis bolsillos hasta el fondo

que me meta el dedo bien hondo

su compañero, mientras, intimida

no hacía falta con esta vida

no con la impredecible rutina.


Sobran los maniacos sobre vías

lecturas gratas, miradas frías

sudor y picantes axilas

con gafas van los gorilas

alguien libera su efervescencia

a respiros pierdo la conciencia.


A la mitad de nada, llegaré tarde

la sofocante tortura en balde.

La pareja menos humana que alarde

el lloriqueo del niño grande

la princesa con gala de baile

un circo de animales salvajes

dispuestos a lanzar los trajes.


Finalmente fuera siento la brisa

estiro los brazos hasta la cornisa

corro deprisa, voluntad petiza

Será un viaje lento

la calle me avisa.

 

El metro subterráneo, ¡ Qué aventura !

 

Me emociona y me aterra al mismo tiempo.

 

He leído varios poemas tuyos y me parece que tienes talento, hay originalidad, ingenio e inteligencia en tus trabajos, pero en mi opinión pienso que deberías dar un formato más moderno a tu poesía e intentar prescindir de las rimas (ya que tampoco escribes clásica). Quizás te resulte difícil al principio imprimir ritmo a tus poemas sin recurrir a la rima, pero sinceramente creo que te merecería la pena intentarlo (a no ser que te vaya el rap o similares).

Saludos cordiales, poeta y felicitaciones por tus buenos versos.

 

¿Ritmo sin rima? Sería interesante intentarlo, sin duda. Voy a probar más adelante. Gracias por tus consejos.

 

Mira, aquí te dejo un ejemplo de un poema con un ritmo destacable y sin rima.

Acaso somos sombras que interpretan la noche con manos amputadas



Acaso somos sombras que interpretan la noche con manos amputadas

o quizás hijos célibes de viejos militares

que han ganado una guerra y treinta años después aún se cepillan

después de cada siesta el uniforme.

Da miedo comprobar que no han servido de nada

tantas revoluciones,

tanta tierra quemada, tanto amor bolchevique,

las hortensias colgadas de un cristo en la buhardilla,

da pena comprobar que se ha acabado el verano

y adentro de la casa también llueve

y se han ido los pájaros

y es tarde para amar

y te han contado

que un hombre como tú sólo puede morirse en horario de oficina.



Van pasando las horas nombrándose a sí mismas

y un día te despiertas llorando y ya no estás,

desabrochas los ojos y ya no tienes ojos,

ladra un perro y las calles son un río de aceras verticales,

un día en el que intentas que tu nombre no aparezca en la lista

de futuros amantes de una mujer inglesa

y al mirarte a la cara te das cuenta de que todo ocurrió ,

de que has ido creciendo del revés

y sólo eres

un pequeño ataúd con el tamaño de un niño.


(Vicente Martín)

 

Voy a afinar esa parte, amigo. Nada puedo perder.

 

Después de tanto meditarlo, he decidido no usar conscientemente el ritmo sin la rima en mis poemas. En realidad fue todo un duelo conmigo mismo. Supongo que ya no me gusta experimentar, solo aventarme. Aún así gracias por tus recomendaciones.