En las cavernas

Empuña su hiperpiedra y caza dinosaurios

si quiere sexo solo se lo pide a su apetito

él trabaja cuando muere, no hay horarios

su lenguaje es el deseo y el pollo frito

lo evitan cuanto pueden fanáticos y temerarios

no, no necesita explicar su ser maldito.


Cubierto en lodo y misoginia

como sus hermanos y hermanas

como su orgullo a bandeadas

cubierto a baldes de pornografía.


Él es el representante de su soledad

no, no lo sabe todavía

consigue lo que piensa a brevedad

no, no es producto de la algarabía

se revuelca en limpieza y suciedad

no, él no le llamaría osadía

en la inmundicia de lo inmundo, su altar

sí, es un placer toser en vida.


Caminatas largas para un vaso de agua

Su instinto dicta el cómo pero no el porqué

nunca ha asesinado de mala gana

esculpe su diario con un cincel

do quiera que pueda dormir es su morada

dos extensiones descalzas son su corcel.


Él inventó el fuego cuando robó el invento

su justicia es un mes hambriento

y la imposibilidad de un intento.

 

El hombre primitivo estaba mucho más curtido que todo eso, que tú sientes. Mucho más humilde. Claro que sí. Por eso, como hay reencarnación, las almas que vivieron en los albores de la Humanidad, si vuelven a nacer, traen mucha Sabiduría. Y tienen mérito acumulado, porque forman parte de nuestros orígenes.

 

En realidad no me centré en las características reales de dicho hombre primitivo. El poema es un homenaje a un personaje en sí. Resaltando sus sombras y su fuerza.