Desde la Estación del Norte.

De estaciones y trenes anda el tema, y de oportunidades al girar la esquina; pero hay que girar la esquina sin que nos detenga ningún semáforo de esos que te ponen el miedo en el cuerpo.
Muchas gracias, Lomi, siempre por tu simpatía y cercanía. Besos.

 

Yo nací cerca de las vías y ahora vivo en otro pueblo pero cerca también de las vías… también de las iglesias, aunque no soy practicante.
Me traen muy buenos recuerdos los trenes, quizás por eso confío en que siempre habrá uno que me espere para llevarme a ver mundo. También me traen muy buenos recuerdos esos tres años de internado que pasé de niño en un seminario.
Muchas gracias, Lou, y un abrazo viajero desde esta estación.

 

Siempre la idea de coger un tren que nos lleve a otra parte, real o ficticia, y que nos muestre su recorrido.
Muchas gracias, Nancy, por pasar por esta estación.
Abrazote desde el andén de los versos.

 

Muchas historias tuvieron como telón de fondo un tren, una estación o todo un trayecto.
En esta ocasión quise mostrar esa vía de escape que todas las ciudades tienen, y que si no se cogen es por temor a lo desconocido.

Muchas gracias Palmira, y enorme la alegría al volverte a ver.
Abrazote con las vías de fondo.

 

“El tren, yo quise viajar en él…” ¡Cuántas veces habré oído yo esa canción!... aunque nunca los vi en vivo. Por otra parte he tenido suerte, porque todos los conciertos que he ido a ver han sido en plazas o campos de futbol, mucho más agradables que cualquier coso.

Siempre nos frena el peligro de adentrarse en lo desconocido, llámese semáforo, familia o miedo simple y llanamente. Pero seguirán existiendo los trenes, preparados y dispuestos a llevarnos a cualquier lado.

Un gran abrazo, Luis, con agradecimiento y alegrías.

 

Sí, en muchos lugares han suprimido alguna línea y la han convertido en camino verde para caminantes y cicloturistas. No está mal que se aprovechen esos recorridos que dejaron de ser rentables pero que siguen teniendo un gran encanto en sí.
Recuerdo cuando fui a Canfranc y estuve paseando por su estación, ya cerrada, en donde se gravó una de las películas de James Bon. Fue alucinante…
Muchas gracias, Dulce, por pasarte por esta estación.

Abrazote de regresoooo… pero no el tuyo, que ese me lo he quedado, je je je.

 

Ese es el tema principal, siiii... La escapada a un paso de la urbe y su vorágine; eso simboliza el tren en este intento de poema urbano.
Muy agradecido por esa visión que fue la madre de estas letras y bienvenido a este pequeño espacio.

 

Y cuánta magia tienen los trenes. Siempre hay una vía de escape para cualquier situación, y de la ciudad busqué la mía.
Muchas gracias, Ligia, por asomarte con esos encantadores ojos, aunque en tu avatar solo se muestre uno, je je.
Un abrazote lleno de amistad desde esta casa de pueblo que, casualidades de la vida, no dista mucho de las vías del tren.

 

Arte en tus versos urbanos, bella poética. Un abrazo fuerte mi amigo.

 

Muchas gracias, amigo Ramón. Leyéndote estaba después de volver de las vacaciones que todos los años me ocupan unos meses.
Un abrazo y contento de verte en este espacio compartido.

 

Dichoso quien tiene un Norte
a mano de sus suplicios,
y esperanza que reconforte
los cambios mas propicios.
Que difícil una Estación
para cualquier ocasión.
Que grato volver a leerte, menos mal que no perdí el último tren.
Abrazos

 

Gracias, Kique, por venir
donde los trenes arrancan
entre las salas de espera
que algunas veces nos guardan.

Me alegro de verte después de algún tiempo, y de recibir este versificado comentario.
Un abrazo por alegrías, compañero, y en este tren nos vemos.

 

Excelentes versos Alonso, todo lo que somos se resume a los momentos vividos, sin importar el paisaje de fondo, lo que nos quedamos es con las sensaciones experimentadas en el viaje, un enorme placer leerte, besos.

 

Hola, Mariposa. En la ciudad o en el campo seguimos siendo lo que hemos vivido, y que no nos falten trayectos por recorrer.
Un gran abrazo desde los campos, pero con las vías del tren a tiro de piedra.
Feliz año y felices recorridos.

 

Vaya... me acabo de enterar que por aquí hay algunos que se colaban en el tren de la estación del norte.
Me acabo de pasear por tus letras, por la estación, la plaza de toros , el bullicio de los coches y sus latgos semáforos... pero he querido mirar atrás, cuando yo iba a una tienda de sombreros y boinas con mi abuelo que aún existe frente a la estación,.. tus letras me hacen estar en casa. Siempre entrañables tus letras.
un abrazo

 

Que "ramo" de letras... Hasta para los que no saben nada, en absoluto de trenes. Cuanto habla ese Norte, y las manos en los bolsillos, que no sobren...
De sello.
Un fuerte abrazo, beso, mi Alonso.

 

Excelente poema, Alonso. Un lujo leerte. Abrazos.

 

Hola ONICE, desde unas cuantas estaciones más al sur pero recordando aun otros tiempos.
Je je, era en el tren de la FEVE, el del puente de madera y vía estrecha, donde subíamos los seminaristas desde Godella a Valencia sorteando a los revisores en cada estación. Era una práctica habitual... aunque yo siempre iba cagado de miedo por si pillaban a alguien.
La calle Xàtiva, Colón, y la transversal hasta la Pantera Rosa... que discurría paralela a las vías.
No me acuerdo (cómo me iba a acordar siendo casi un niño) de esa tienda, pero seguro que mi abuelo también la visitó; siempre lo conocí con sombrero.
Un gran abrazo... "i amb la alegría de voret açí o a on siga"

 

Siempre cerca de las estaciones, es algo que me vino adjudicado... igual que lo de las iglesias. Ahora, en este antiguo convento, tengo la estación a dos quilómetros, pero las vías a cien metros. Solo se oyen los trenes si sopla Levante.

Besos, Ro, desde este apeadero.

 

Muchas gracias compañero desde esta aldea sin semáforos, ni estaciones (ni tiendas, ni bares) a la que llegamos.

Un abrazo.