Era tan azul el cielo...

He subido a mil encinas
ordeñado mil olivos
y pateado las piedras
que me encontré en el camino.

En el monte de la grea
hice caballos de barro
con los que crucé fronteras,
llegué a países lejanos;

y en los arroyos del valle
nadé desnudo en verano
mientras pasaban las sombras
de las nubes y milanos.

Era tan azul el cielo
cuando tenía cinco años...
Pesaba unos 20 kilos
y cuidaba mis rebaños.

 

¡Qué preciosidad de romance, querido Manuelo! Es una delicadeza de bocado. Tiene toda la autenticidad del campo, toda la ternura de una canción de cuna y todo el arte de un buen poema, amén de un sutilísimo sabor melancólico. No sabes lo que celebro haberlo encontrado.
Te mando un abrazo con todo mi cariño.
Salva.

 

Gracias por tan inmerecidas y motivantes palabras, querido Salva. Un fuerte abrazo. Manolo.

 

Gracias, Luz, por tus sabias palabras. Realmente esa era mi vida, me crié, así como describo, en el puro campo, jajajajaja. Luego fui degradando a Profesor de Universidad e Investigador Científico. Un abrazo. Manolo.