Ella tiene la última palabra.

¡ Porca miseria ! Triste abandono.
Lo digo muy en serio. Soy el poeta Nommo.
Y me quejo, porque está desnudo mi pellejo.
Y ya, no me engalano. Al parecer, lo majestuoso que tenía, era en vano.





Oh, princesa. Que tienes un reino a tu disposición, que me fascina.


Me interesa tu granja, con todas sus gallinas.
Y los caballos y las yeguas. Dame el rancho, y te daré tregua, esta noche.
No te mancho; descuida. No te voy a cubrir con nata montada.
No eres un puñado de nueces. Ni tampoco, una tarta de chocolate.


Sé que eres mía, porque mi corazón por ti, late.


" Cuate, aquí hay tomate, Orlando.
¡ Orlando, campeón ! ¿ Mueves tu alfil, o tu caballo ?
¿ La reina o el peón ? Ganaré esta partida.
Y tú me darás a mí, muy buena, todos los días, la comida. "

 

Pues no te había leído, es un gusto conocer tu estilo, me ha encantado leerte, saludos.

 

te ganaré la partida con mis alfiles y mi reina je. Interesante poema.

 

¡ Gracias, colegas !
Estoy muy contento, ¡ Por fin !
Hoy, estoy feliz. Je, je, je.

 

Claro, Luz y Absenta. Nosotros somos monjes, en un convento. Pero no lo aceptamos, fácilmente. Dependemos de Dios, queramos o no. Es apabullante. ¡ Clemencia ! Eso pedimos. Pero la mucha Felicidad, provoca traumas. Así que nos conviene una Felicidad puntual. No a cada instante.