Wat&Sher, Agencia de detectives

El tintineo que se oyó
puede ser el del gemelo
rebotando por el suelo,
que al cura se le cayó
cuando el brazo sacudió,
digamos... porque espantaba
un mosquito que pasaba...
Watsona, él no puede ser
nuestro presunto asesino
hasta pensarlo es mezquino...
¿Eres de mi parecer?

Además su situación
lo exime de la sospecha,
¿o crees que, como una flecha,
-o apretando algún botón-
le clavó en el corazón
el puñal a doña Luisa?
Sabes que la pobre occisa
veneraba al reverendo
¿No ves que él está sufriendo?
¡Si estaba diciendo misa!




​

 

Se me ha ocurrido pensar
en aquel que fue jesuita...
sí, el que estaba en la ermita.
que dijo que fue a ayudar.
¿Recuerdas? Vino a acusar
al sobrino de Eleodoro,
diciéndonos sin decoro
que él considera probable
que Fabiano sea el culpable...
que lo vio detrás del coro.
​

 

Estoy que no vivo en mí,
tengo que hablar con Vicenta
a ver si se me presenta
la ocasión aquí o allí.
No es asunto baladí
el tema de mi sobrino,
estas dos tienen muy fino
el olfato y yo me temo
que sepan hasta el extremo
de mi pasado y destino.

-¡Hombre Vicenta!, ¿qué pasa,
tú en la iglesia tan temprano,
y qué llevas en la mano,
que parece una carcasa?
-¡Don Eleodoro, me asa,
necesito confesión,
y pronto, deme el perdón,
que tengo una cosa horrenda
y temo que se me prenda
con su fuego hasta el faldón!

-Pues venga al confesionario,
es lo propio en estos casos,
desde el principio y por pasos,
no me digas lo contrario.
-Tenía por el armario
un objeto ya en desuso,
ni sé quien allí lo puso…
-Venga mujer, concretiza,
que esto se me eterniza…
-Don Eleodoro, me acuso…


​

 

Un micrófono he dejado
detrás del confesionario
metido en un relicario
-no sé si será pecado-.
A confesarse ha llegado
Vicenta, nuestra vecina
y la veo muy mohína...
me parece que está a punto
de esclarecer el asunto.
¿Será ella la asesina?

Ven, Watsona, pon la oreja,
a ver si es interesante
y esta viene a dar el cante.
Lo que estés haciendo deja...
No me mires tan perpleja,
ya no sabía qué hacer
y debes reconocer
que la idea es ingeniosa.
La noto un poco nerviosa...
¿Tendrá algo que esconder?






​

 

¡Vamos Vicenta, no gimas,
y para ya con el llanto,
que eso no es para tanto!
¡Te mando que te reprimas!
A ver, mujer, si te animas
con esto de penitencia
que tengas mucha prudencia,
y que de tu chismorreo
no salga lo que yo creo
que tienes bastante audiencia.

No sé, no sé, mucho llora
para tan poco pecado,
ya me tiene mosqueado
esta envidiosa señora.
Y eso que dice ahora
que por mí siente cariño,
¿y sabrá lo de aquel guiño
que me hizo en secreto Luisa?
Estas dos con su pesquisa
me adivinan lo del niño.
​

 

¿Con el micro qué ha pasado
que no me entero de nada?
Tengo la oreja aguzada
pero no sé qué han hablado.
¿Las pilas se habrán gastado?
¡Ay, Watsona, que adivino
que las compraste en un chino!
Me costó tanto trabajo
colocarlo allí debajo...
¡Está claro que no atino!​

 

Yo al monaguillo lo acuso
del gemelo solamente,
no de matar fríamente,
eso sería un abuso.
El pobre se descompuso
al ver a la Luisa muerta
y no sabe a ciencia cierta
cuál es, en un puñal, la hoja
o el mango... si da congoja
su mente poco despierta.

​

 

(A Watsona)

Ah, pero ¿tú lo escuchaste?
¿y qué es lo que confesó?
¿por fin la pájara habló?
Dime cómo te enteraste
si el micro te lo cargaste
con esas pilas baratas...
por las cosas que relatas
veo que algo has deducido
de todo lo que has oído...
¡Mientras preparo cubatas!​

 

Yo me mantengo en mis trece,
en que esa historia del cura,
la que la gente murmura,
tan extraña no parece.
Pienso que eso no merece
que ensarten a la señora
solo por ser pecadora,
si es así, seguramente,
el cura será el siguiente...
o eso cree una servidora.​

 

Mis amigos, oí un rumor

que no me cabe en el pecho,

y nada, que yo sospecho

que es un asunto de amor

más déjenme darme valor

con el vino de consagrar

pues esto que voy a contar

no es un asunto menor

y por Cristo nuestro señor

que ya más no puedo callar.



Han de saber que hace días

Doña Juana la partera

vio sin que nadie la viera

en el hotel “Tres Marías”

¡a Luisa señoras mías!

y quién creen que acompañaba

y hasta de besos le daba

al estilo de un canino

¡Pues el dichoso sobrino!

Y hasta "mi amor" la llamaba.

 

En buscar a esa tal Juana,
la que dice el jesuíta,
(aquel que estaba en la ermita)
he perdido la mañana.
La búsqueda ha sido vana,
no he podido dar con ella,
rauda como una centella
se debe haber escondido
no sé dónde se ha metido
mas partió sin dejar huella.

Mi pensamiento resumo:
yo creo que lo que nos cuenta
este hombre se lo inventa,
y quiere hacernos, presumo,
una cortina de humo
para ocultar que es culpable,
que es el hecho más probable,
pero el móvil no está claro.
Si no lo desenmascaro
no conseguiré que hable.

​

 

Vaya con el jesuita,
qué inoportuno, ¡por Dios!
dice que nos vio a los dos
y a todo el mundo lo grita.
El me odia y se desquita,
aunque esta vez razón tiene,
sí... por mucho que me pene
con Luisa estaba esa tarde
y no quiero ser un cobarde...
escuchad pues lo que viene.

A "Tres Marías" acudo
dos veces en la semana
a tocar de buena gana
en el Piano-bar del "mudo".
El barman es cojonudo...
aún sin tener nadie al lado
nunca, nunca está callado,
y aunque vaya a la deriva
me pone gratis la priva...
vamos, que es un buen aliado.

Claro, en esas condiciones
todo me parece hermoso,
lo mismo un asno que un oso,
hay que ver como te pones.
Y Luisa, con sus faldones,
apareció allí... "Fabiano",
dijo, y me rozó la mano...
nunca pierdo una ocasión
y la besé con pasión...
antes de volver al piano.


​

 

haaaaa…

pero eso no lo es todo

dijo mi amigo el notario

que además es funcionario

por ser un sabelotodo

… y en esto si hay mucho lodo ...

pues dijo que el lunes doce

y el porqué no se conoce

fue Luisa a hacer el intento

de cambiar su testamento

pa`su amor ¡ahí descaroce!

.

 

Jordi de la Cabaña (La forense)

-Soy Jordi de la Cabaña,

la forense de la zona,

aquí poco se razona

con discreción y con maña,

porque cualquier artimaña

hace que se desestimen

y a veces hasta se encimen,

los datos del ADN

ya que cualquier NN

es sospechoso de un crimen.



Se necesitan peritos

con la experiencia adecuada,

careta esterilizada,

guantes, gorros y overol,

que no falte el luminol

para detectar las huellas,

gasas y sobres que sellas

con las pruebas de la escena,

pues no se pierde la pena,

si la guardas en botellas.



Tanta gente caminando

contamina los indicios,

que escapan por los resquicios

cuando el tiempo va pasando.

Tal vez se marchó volando

el asesino en cuestión,

veréis si tengo razón,

pero dejadme que actúe

que no es bueno que fluctúe

la prueba de mi gestión.

 

Con los nuevos derroteros
yo ya no entiendo ni torta,
si el sobrino se desnorta,
¿puede ser por los dineros?
Me han dicho los camareros
que los vieron arrimados
y muy acaramelados...
¡Pues entonces no es su madre
ni el cura será su padre!
y seguimos despistados.

Esperemos que el forense
datos nuevos nos aporte
¡Esto no hay quien lo soporte!
Espero que el arco tense,
que la historia se condense,
y que atine en la diana
porque no hay manera humana
de acabar con este embrollo
de intrincado desarrollo...
Iré a verla esta mañana.
​

 

Para mí que este Fabiano
es de lo más inocente
y yo no sé si nos miente,
mas canta como un soprano...
¿Crees que se le fue la mano
y se cargó a doña Luisa
tan amable y tan sumisa,
al saber que heredaría
todo, si ella se moría?
¿Es que tenía tanta prisa?
​

 

Mira que no, no lo creo,
es un artista sensible
y eso hubiera sido horrible,
de pensarlo, me mareo.
Me voy a dar un paseo
y a seguir con la tarea.
¿Y quién será el albacea
que designa el testamento?
Voy a enterarme al momento
porque no tengo ni idea.
​

 

Sinceramente no creo
en el beso apasionado,
más bien tierno y delicado
como el de un hijo lo veo.
En cambio, si su deseo
fue ponerlo en testamento,
eso tiene fundamento,
es lo que hace una madre,
¡y yo soy su propio padre
confieso en este momento!

Fue cosa de juventud
no se diga lo contrario,
estaba en el seminario
y le quité la virtud.
Me va a costar la salud,
lo digo en modo rotundo
si esto sigue yo me hundo,
¿por qué no me casaría
con Luisa si la quería?
¿por apartarme del mundo?

Y ya que lo he confesado
abrazaré a mi sobrino
y lo alejaré del vino
que estuvo bien educado.
Porque así fuera criado
por sus padres adoptivos
buenos y caritativos
con Luisa y un servidor,
y dándole más amor
que aquellos dos impulsivos.
​

 

Ah! ¿que era pasión de hijo?
El susodicho sabía
que doña Luisa, la pía,
era su madre, colijo...
Fue aquel otro el que nos dijo,
con muy aviesa intención,
por desviar la atención,
que si "mi amor", que si besos,
para enturbiar mis progresos
falseando la información...

¿Y por qué tanto deseo
de echarle el muerto a Fabiano
siendo familiar cercano?
Cuanto más lo pienso, creo
que habrá que hacer un careo;
que tiene mucho interés
en contar todo al revés.
Debe saber que sospecho
y que le sigo al acecho,
¡le voy pisando los pies!





​