La revelación del yo

En aquellas noches eternas de conversación conmigo misma, de sentirme a gusto y disconforme con mi compañía, de tener diálogos amables y sentimientos paradójicos, allí, en esas noches de deliciosa soledad compartida, emergian para mi, y para ella, que no era otra que yo misma, misteriosas y nuevas realidades; la imaginación empezaba a galopar sobre la mesa, llamándose a sí misma ¡libertad!, la mirábamos las dos asombradas de tanta seguridad, ¿llamarse libertad?, jugaba a estar desprovista de toda moralidad, se reía en mi cara de mis condicionamientos, luego la invitaba a ella, ¡llámese como quiera, querida soledad!
Después de un rato me empezaba a gustar poder ser quien yo quiera, si así lo quisiera, e indagaba a aquella otra, que no era más que yo misma, sobre que otra realidad era más real, que nuestra tan libre imaginación.​

 

Bello todo lo que cuentas por tu manera de hacerlo, la libertad brota de repente cuando nos sentimos parte de todo lo que nos rodea, sentimientos existenciales unidos a emociones vitales irrefrenables. Me ha gustado mucho, lírico, profundo y hermoso poema Señorita Avellaneda. Abrazote vuela. Paco.

 

Me ha encantado tu obra maestra, ese desdoblamiento hacia anhelos secretos que queremos asumir. Bello contenido, bella expresión. Ha sido un gusto leer tu prosa.
Saludos-

 

Lindo pensamiento !

Saludos cordiales !