Marco urbano

El extraño aullido de un perro
con la letal herida del hambre

recorriendo las esquinas
revolviendo la basura

desamparado deambula con pasos
agigantados de urgencia
dejando huellas invisibles en la memoria
del asfalto

con su última esperanza
busca con ansias en los restos de sombras
hallar aquel manjar
sobre lo que queda de migajas

…

hay hambre
en el cigarrillo encendido
en el agónico murmullo del estómago
en el húmedo sexo que dejó la mañana

como todos los días
hay hambre en la noticia de un diario
que miente el hambre.

 

Muy digno, el señor perro. Porque todos somos únicos y especiales.

 

Gracias por tu lectura.

Un abrazo grande.

 

La desigualdad entre las personas a nivel económico y por ende emocional y de simplente comer todos los día es brutal. Zaragoza es grande (700.000) y yo lo veo todos los días, la gasolina es la reina de las ruedas y el consumismo voraz nos devora, hay gente que nunca se adaptó a la jungla y ahora son sombras en nuestras ciudades, quiero pensar que vamos hacia mejor pero no se...Tú lo has contado de una manera muy bella concentrando una pobre realidad en tus brillantes versos. Abrazote vuela amigo danie. Paco.

 

El tema, Paco, es que nunca vamos a estar mejor mientras todos los días haya hambre “y no hablo de apetito” sino de hambre de verdad; y encima por una sumatoria de intereses creados “que siempre es lo mismo” la desmientan.

En verdad el poema, creo que va más para socios, pero yo qué sé… algunos se pueden perder en las imágenes y no captar el significado.

Gracias por tu visita, y muchas gracias por tu pensante comentario, que eso es lo que más importa. La reflexión, la digestión... también.

Un abrazo.