Pareja de fumadores.

Ella y yo estábamos muy unidos.
Comprometidos.
Endeudados, hasta las cejas.
Números rojos, en las orejas.


Nos perseguían las autoridades sanitarias, porque fumábamos tabaco.


Fumar puede matar. Entonces, ¿ Cometíamos crímenes ?
Bocanada tras bocanada.
Cenicero tras cenicero.
Mecheros y mecheros. ¡ Cuánta osadía ! Pulmones llenos de nicotina y alquitrán, también en la sangre.


Nuestros hijos eran mocosos. Pegajosos. Volátiles, como el bálsamo para el masaje torácico.


Vencimos al instinto básico.
Nos decidimos: ¡ No somos especiales, sino únicos !
¡ No somos preferibles al resto, sino hijos del mismo Padre !
¡ Vamos a emplear, para salir del Universo y verlo todo, repleto, un inmenso taladro !


Y en efecto, es un universo-burbuja, todo, lleno de galaxias.





La beso.
Acudimos a una Farmacia.
Nos guiñamos el ojo.
¡ Más bálsamo, por favor ! Para untarles a nuestros hijos, en el pecho y en la espalda.


Hay mucha presión en cada mundo. Es como gato escaldado.


Nos defendemos como gatos panza arriba.
Pero todo está muy bien calculado.
Cada fotograma, en esta gran película de cine.
Querida amiga y compañera: Es la rosa, con espinas.


" Es el Museo del Prado. "

 

Eso existe, amigo.
El tabaco.
Y sirve para algo.
Yo creo que es la humildad.


Porque al fin y al cabo, debilita al fumador.

 

Ciertamente fumar hace daño y a pesar de todas las advertencias de las empresas fabricantes del tabaco y las médicas, los fumadores aún creen que es el más venial de los vicios, pero SI HACE DAÑO, LO DIGO EN MAYÚSCULAS TENGO BUENAS RAZONES....
Más que bueno que encontraron sus manos!!!
Placer inmenso llegar a tus letras Nommo
Un abrazo
Camelia

 

Camelia, gracias por tu aportación.
Me siento muy honrado si alguien como tú, visita mi poema.
Estoy consiguiendo dejar el vicio.
Porque he descubierto mi dama interior, y no reniego de ella.