Ángeles.

El hechizo de una suave sonrisa,
encandilo mis ojos mas despistados.
Mareado subo a una nube de pétalos dorados.
Ángeles viajando en caballos oscuros.

Las miradas están apuntadas a mi.
Soy su centro de inspiración.
La musa encontrada.

Venerado en su reino.
Consigo bailar al ritmo del amor.
Cantos angelicales.
La delicada melodía acaricia mi piel,
como un pañuelo de seda rozándome.

Imaginando un mundo feliz.
No hay problemas.
No hay dolores.
No hay amarguras.

Somos tan solo uno.
Admirandonos silenciosamente,
atravesados por la dulce melodía.

Mi alma grata cae lentamente,
al suelo.
Al mundo real.

 

Bello y onirico poema, me ha gustado amigo Marelo. Un abrazo. Paco.