Pensé que te habías ido... pero no...

Permaneciste escondida entre mis pensamientos más furtivos y emocionantes…

Te mantuviste ahí sigilosa, paciente, cuidadosa de no caer en la medianía de mi cotidianidad…

Esperando a ser sutilmente rescatada de tu torre de princesa…

Me fui acostumbrando a no ser de ti… a no esperar de ti… a no vivir de ti…

Ya te olvidé… era el grito de guerra de mi consciente…

Pero no… no… no…

Ahí estabas… indeleble y aferrada como la tinta del tatuaje…

Cual libro de historia, solo era cuestión de abrir una hoja para entender que no te irías… que serías parte del presente y del futuro… y dueña del pasado…

 

Si se ha amado y se ama de veras el olvido es casi imposible, me ha gustado tu bello poema amigo Emilio. Un abrazo. Paco.