A las dos de mañana

Un látigo pende cercano, pero es lastimoso.
cumplió cien años, no sé si sirvió para lastimar
caballos de otra época, todo en derredor ha
decaído. Se puede sospechar ruidos de grilletes,
o de verdugos como se vieron en la condena.
Pero no importa no saber la verdad en estas
míseras condiciones que presenta el catre.
Solo deseo descasar la osamenta aunque
la sangre de mis venas presenta signos
juveniles sobretodo cuando cabalgo y la
pradera en los albores se viste de gala.
No soy arriero, soy aficionado a cabalgar
y a escribir mis cuitas. A veces unos galopes
parecen graduar los cascos y quiero huir.
No por miedo, sino por la batalla que de
antemano se ha perdido hace más de cien.
No me gustan compañeros sombríos por
más coraje y balas que cruzaron sus cabezas.
No hay tristeza del pasado, hay olvido.
a quién podrá importarle lo que sucedió
cierta vez. Esas sombras andrajosas ya
que no descasan en paz quien asustar.
Un boliche no es despreciable es y nada más.
Sin embargo se inmortalizan de algún modo.
Alguno puede afirmar cómo lo logran?

 

Original y bello poema repleto de sugerentes imágenes y sensibles y certeras metáforas. Me ha gustado amigo Julius, bienvenido a mundopoesía. Un abrazo. Paco.

 

Estimado Paco, gracias por tu comentario que es muy valioso. Me encuentro en un pequeño aprieto por no poder volver a la página tradicional. Creo que podrá subsanarse. Saludo afectuoso.

 

Gracias Maramin por tu corrección.